La gran pregunta que nos debemos hacer es por qué aún hoy, existen líderes empresariales que proponen y creen que, haciendo una caricatura de las características de las trabajadoras y trabajadores chilenos, pueden convencernos que la ayuda estatal es negativa. No hay nada más irrisorio, nada más irreal, que pensar que las personas necesitadas van a preferir vivir de un bono o un ingreso de emergencia, antes que de un trabajo estable y bien remunerado. La gran disyuntiva chilena se presenta justamente en este último aspecto: los salarios, los jornales, son excesivamente bajos, sobre todo en el sector agrícola donde laboran una generalidad de mujeres.
Pareciera que algunas cúpulas empresariales estuvieran viviendo en otra época, o en una torre de marfil. No quieren o pueden captar la realidad que afecta a las grandes mayorías, principalmente debido a la pandemia, pero incluso antes del advenimiento del coronavirus. Afortunadamente para Chile y el planeta tierra, los milenials llegaron con mucha fuerza al mundo del trabajo, y las cosas están cambiando drásticamente. Ahora, y ciertamente en un futuro próximo, gracias a ellos la sostenibilidad es lo que prima en el ámbito laboral, y también en todo lo relativo a la responsabilidad corporativa. Es un hecho que actualmente las instituciones, tanto privadas como públicas, se enfrentan a presiones cada vez mayores para adoptar un nuevo modelo de liderazgo corporativo. Estas presiones son diversas y provienen de una variedad de sectores, los que incluyen en primer término a los empleados de las propias compañías (quienes exigen un trato digno e igualitario), los clientes, los proveedores, más todas las partes directamente interesadas de la sociedad en general.
Hemos podido constatar cómo las presiones se están volviendo más complicadas en los últimos años, debido a que existen muchas empresas grandes que siguen creciendo, a menudo sin mirar a su alrededor, a la sociedad como un todo, lo que significa que la huella que van dejando en el mercado del trabajo, en el mercado comercial y así sucesivamente, sigue aumentando. Indudablemente, con un gran poder viene aparejada una gran responsabilidad, y es aquí donde fallan muchos líderes empresariales de cúpula. Las partes directa o indirectamente involucradas van creando demandas y expectativas que frecuentemente estos personeros no son capaces de visualizar.
Es cierto que la sostenibilidad está en boca de todos, pero si nos concentramos en definirla con precisión, se puede decir que se trata de gestionar el rendimiento económico de una empresa o institución para obtener la mayor rentabilidad posible, pero al mismo tiempo gestionar sinérgicamente su impacto social y ambiental. En otras palabras, se trata de que las cuestiones ambientales y sociales, que afectan a la gente dentro y fuera de la compañía, sean centrales a lo que dichas organizaciones hacen. Un líder moderno debe estar consciente de que existen categorías de acciones económicas, comerciales y laborales que continuamente evolucionan, a medida que las empresas y las instituciones tratan de responder a los diferentes tipos de presiones ejercidas por la sociedad actual.