Correo
Libertad de expresión
Episodios recientes sugieren un deterioro en la percepción que la ciudadanía y los poderes del Estado tienen acerca de la importancia de la libertad de expresión como valor fundamental de una democracia. El último acontecimiento que puso de manifiesto dicha situación fue el intento de algunos senadores por impedir la participación de candidatos en radioemisoras y en televisión durante la suspensión de la campaña electoral.
Con anterioridad, diputados oficialistas habían exigido sancionar a un canal por una polémica entrevista y, en un episodio precedente, parlamentarios opositores impulsaron un proyecto de ley que buscaba sancionar el negacionismo frente a las violaciones de derechos humanos.
El valor que conlleva la libertad de expresión sólo se puede entender si nos sumergimos en sus fundamentos. En "Sobre la libertad", John Stuart Mill afirma que al impedir la expresión de una opinión se comete un robo tanto a las audiencias de la posteridad como a las contemporáneas a dicho veredicto, pues se les estaría privando, en caso de que el juicio vedado sea cierto, de enmendar el error por la verdad; y se les impediría, en ocasión de que la opinión sea falsa, de un mejor entendimiento de la certeza, ocasionado por la colisión de esta última con el error.
El poeta John Milton, en tanto, no sólo sostiene que restringir la libertad de expresión limita la creatividad e imposibilita el acceso a la verdad, sino que sitúa a la escritura -oficio víctima de vetos en su época- como una actividad en la cual el ser humano invoca lo más profundo de su ser. La mano del Estado sobre su trabajo -argumenta- significaría una deshonra y un menoscabo para el autor.
Es menester que la sociedad chilena y los defensores de la libertad de expresión difundan la importancia de los fundamentos del discurso libre, cuya conquista, dicho sea de paso, se trata de un fenómeno muy reciente en las sociedades occidentales.
Pablo San Martín Ahumada
Declive de la salud mental
Recibimos la noticia de que Chile ocupa el segundo lugar entre 30 países donde más ha empeorado la salud mental durante la pandemia. Pero la precariedad de la salud mental en Chile no es novedad, ha sido alertada desde hace años por expertos, organismos internacionales, agrupaciones de familiares, frente a un Estado con un actuar negligente y a destiempo ante la contundencia de cifras, incluso anteriores a la pandemia.
Según la Organización Mundial de la Salud, tenemos uno de los mayores niveles de depresión en América Latina. Los síntomas de depresión severa se dan ocho veces más en personas con menores ingresos, son más altos en mujeres y más severos a menor nivel educacional de las personas. Es paradojal que sólo destinemos un 2,3% del presupuesto de salud a la salud mental, cuando la recomendación internacional para Chile es una inversión de al menos un 5%.
La magnitud y complejidad del problema es enorme para pensar en soluciones pequeñas, aludiendo a la Ley de Salud Mental recientemente aprobada en el Congreso y ad portas de ser promulgada. Existe consenso en que es insuficiente. Se requiere de una respuesta robusta de política pública.
Es el Estado quien debe entregar a los ciudadanos una legislación con estándar de derechos garantizando calidad, oportunidad y pertinencia de servicios y prestaciones en salud mental a lo largo del ciclo de vida, con la participación de las personas y comunidades que se verán impactadas, con una perspectiva integral que incluya promoción, prevención, tratamiento y recuperación.
Finalmente, debe garantizar sustentabilidad y progresividad, con un financiamiento suficiente para implementar una política de salud mental que mejore efectivamente la calidad de vida de las personas, familias y su comunidad, y así no repetir que "no lo vimos venir".
María Isabel Robles y Carlos Vohringer, Hogar de Cristo
Cami Gallardo y covid-19
En la mismísima fiesta en la que una foto mostraba bailando a Cami Gallardo en Miami, sin tomar ninguna medida de protección, ni distancia social y menos mascarilla, estaba también el cantante mexicano Alejandro Fernández, quien fue notificado horas después que estaba contagiado con covid-19.
Ojalá que Cami Gallardo siga teniendo la misma buena suerte, como esta vez, y que nunca, en alguna otra fiesta, se encuentre cara a cara con el mentado virus, y que la salude cantándole, cinco de sus propias canciones... "Ven", "Aquí estoy", "Abrázame" y "He venido por ti"... es "La despedida".
Luis Enrique Soler
Autoridades y pandemia
Ver a autoridades en actos públicos (con abrazos por doquier) y a candidatos participando en fiestas, es la muestra fehaciente de la distancia que tienen con el mundo real.
Jaime Soto