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ENTREVISTA. Cecilia Velásquez, profesora de Lenguaje de isla Huar, que hace clases desde el techo de su casa:

"El año pasado estuve arropada en el techo, pero eran menos las horas de conexión"

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Marcelo Galindo

"Ella es Cecilia Velásquez Martínez, profesora de Lenguaje, trabaja en el Liceo de (Hombres) de Puerto Montt. Por pandemia está en su casa cuidando de sus padres y haciendo clases. Lo que ella hace es admirable, pero es la mayor muestra del desamparo y la precariedad que muchos están viviendo", señala el texto publicado y replicado muchas veces en Twitter y que da cuenta de los esfuerzos que hacen los maestros en la región, para no perder el contacto con sus alumnos y alumnas.

Para tener una mejor conexión, la maestra de Lenguaje que desde el año 2008 se desempeña en el liceo porteño, debe subir al techo de su casa en isla Huar. Sus alumnos le han comentado que parece "estar en el cielo".

- ¿Sube al techo de su casa porque la conexión de Internet es mala?

- Por razones de trabajo. Cuando estamos en clases, me quedo en Puerto Montt. Me traje a mis padres a Puerto Montt para tenerlos conmigo y cuidarlos, porque ellos ya tienen una avanzada edad (ambos de 88 años). El problema es que dejaron sus animales y mascotas, (vacas y ovejas) en isla Huar (comuna de Calbuco) y me complica la situación, porque no hay quién los cuide. Entonces, como hago clases, se está haciendo online. El problema es que no hay Internet y en el lugar donde vivimos no ha llegado la posibilidad de tenerlo, ello me provoca mucho dolor al colon.

-¿Usted es de isla Huar?

- Yo nací en la isla. El problema acá es que simplemente no hay Internet, y mis padres se desesperan por sus animales. Entonces, lo que hago es viajar todas las semanas para cuidarlos y alimentarlos.

"Estoy en esa labor en el campo en la isla y se suman mis clases en el Liceo de Hombres, lo que también me desespera, porque los niños esperan sus clases y más encima se cae la señal. Pese a que estoy en el techo de la cabaña, igual se va la señal. Es complicado tratar de hacer las clases bien, pero esfuerzo le hacemos".

- ¿Fue complejo para los profesores dar este paso en materia tecnológica?

- El año pasado fue desastroso hacer clases, porque no sabíamos utilizar los recursos tecnológicos y tuvimos que aprender. La verdad es que para muchas y muchos de los maestros y maestras fue muy angustiante. Entre los colegas era lo que más se escuchaba, especialmente para los profesores mayores de 50 años. Nos costó mucho salir adelante, pero los niños, nuestros alumnos nos ayudan y nos van diciendo qué teclas apretar. Pese a que ha pasado más de un año, aún nos sigue costando.

- ¿Qué ha podido observar en la isla Huar, le cuesta a los alumnos aprender, en tiempos de pandemia?

- En isla Huar los estudiantes tienen muchos problemas. Algunos logran conectarse a Internet, pero se cae (la señal). Los apoderados, los niños y niñas se desesperan, porque consideran que el aprendizaje se ha limitado. Para colmo de males, en la isla se registran constantes cortes de electricidad y eso dificulta aún más seguir estudiando, porque a ello se suma la caída del Internet. Quienes estamos más alejados en la isla somos lo que vivimos en el sector de Chucagua.

"También hago clases a los tres niños que hay en ese punto de la isla, e incluso nosotros llevamos material de estudio y las canastas que entrega Junaeb, además de los útiles escolares. Hay que recorrer un buen espacio para hacer entrega de estos recursos".

- ¿Conoce otros colegas que estén en una situación como la suya?

- Hay un colega de Metri (Carretera Austral en Puerto Montt) que viaja todos los días para realizar sus clases al liceo (de Hombres), porque no tiene Internet; hay otro colega que vive en el sector rural de Frutillar. Ellos prefieren viajar, al igual que una colega que llega desde Purranque al liceo, porque en su zona no hay señal de Internet. Hay otros colegas que no pudieron entender y ellos están trabajando con guías que entregan todas las semanas a los alumnos.

- Cuándo está sobre su techo en su cabaña en isla Huar, ¿cómo lo hace cuando hay tiempo malo?

- El año pasado estuve arropada en el techo, pero eran menos las horas de conexión y de clases. Este año estamos trabajando de 8 a 16.15 horas, claro en forma intermedia; es decir, no son horas seguidas.

"Para llegar al techo de la cabaña en la isla, tengo una escalera, pero siempre lo hago en forma digna; es decir, con zapatos con tacos, porque me gusta vestir bien. Mis alumnos me dicen que estoy en el cielo, pero yo les digo que es algo que hace la tecnología. Tengo un cuero de oveja y lo coloco en el techo, para sentarme y armo mi computador y todo. Lo primero es pasar asistencia.

"Estas dificultades que presentamos algunos profesores las conversamos con el rector (Eugenio González) y está consciente de la situación. No tiene mucho que decir sobre este tema, porque es algo que viene desde el gobierno. Él agradece el esfuerzo que hacemos y nos motiva en forma permanente para seguir educando".

- ¿Qué le diría a los colegas que están como usted, enseñando en condiciones muy limitadas?

- Tenemos que seguir adelante, luchando por una buena educación. Yo estudie en condiciones bien precarias en la isla, donde teníamos que ir con botas de goma a la escuela, donde había un profesor que le gustaba tomar chicha, y pese a todo ese esfuerzo y sacrificio de mis padres, me veo reflejada en todos estos alumnos, en el sentido que quieren y quiero salir adelante y tienen las ganas de hacer esfuerzos, como lo tuve que hacer en algún minuto. Hay que seguir apoyando en la medida que podamos. Sé que es agotador para mis colegas y que han tenido sus problemas, porque no se han conectado, porque no todos los directores son como don Eugenio (González), que es empático. Producto de ello, tenemos una sobrecarga académica enorme. A ello se suman las reuniones constantes y como soy la jefa del Departamento de Lenguaje, siempre estamos en contacto. No nos rindamos, hay que seguir adelante.

Seremi de Salud advierte que situación regional por el covid-19 "no es óptima"

CONTAGIOS. Dijo que puede llevar tanto a bajar casos, como a empeorar. Esta semana continúa proceso de vacunación.
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Con 367 nuevos casos positivos de covid-19 y 1.853 activos capaces de contagiar el virus, la situación regional de la pandemia sigue siendo frágil.

Aunque se ha logrado un avance de un 46,2 % en el proceso de vacunación, la inmunidad de rebaño aún está lejos de conseguirse.

Al presentar esos datos correspondientes al informe del domingo del avance de la enfermedad, el seremi de Salud, Alejandro Caroca, comentó que "la situación no es óptima, no es buena, es regular".

Por ello, reconoció que la condición epidemiológica puede motivar tanto la disminución de casos, como conducir al empeoramiento.

Un ejemplo de ello es Puerto Montt, que en los últimos días ha anotado bruscas variaciones de contagios. Si el miércoles 31 de marzo, fueron 36, el jueves 1 de abril subió a 81, el viernes 2, llegó a 98, para bajar a 23 el sábado 3 y ayer alcanzar los 111 nuevos enfermos.

Caroca reiteró la invitación a mantener las medidas preventivas sanitarias, para "ayudar entre todos a cuidarnos".

Mientras que Jorge Tagle, coordinador regional de la red asistencial, expuso que la situación hospitalaria mantiene una alta demanda de pacientes covid-19, con 316 enfermos, de los cuales 78 están en camas UCI, 77 de ellos conectados a ventilación mecánica invasiva.

Detallo que la capacidad regional llegó ayer a 114 camas UCI y que 11 están disponibles. De los 125 ventiladores, había 28 ser utilizados.

En cuanto al proceso de vacunación, el seremi Caroca informó que continúa esta semana, con la inoculación de personas sanas de 50 a 52 años, entre lunes y miércoles; así como rezagados de 50 a 59 años, quienes incluso serán atendidos durante el fin de semana, conforme al calendario publicado por Salud, en el que también se incluye la aplicación de la segunda dosis y rezagados de grupos objetivo.