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INCERTIDUMBRE LOCAl
Horas antes de conocerse el anuncio del Presidente Piñera, el ambiente a nivel local estaba convulsionado respecto a si correspondía o no realizar las elecciones el 10 y 11 de abril, en medio de la catástrofe que ha causado durante estas últimas semanas el covid-19. Eso sí, existía en términos generales resignación en cuanto a que lo más relevante en estos momentos es privilegiar el combate a la pandemia.
El presidente de Revolución Democrática (RD) y candidato a constituyente Esteban Vielma, expresaba que su postura era clara ante el complejo momento sanitario afirmando que debe primar la salud y vida de las personas, por lo que "vamos a apoyar el aplazamiento de las elecciones, pero no así que se cambie todo el calendario electoral".
En la misma línea, el presidente regional de la Democracia Cristiana (DC), Óscar Valenzuela, apuntaba que "hay candidatos que han hecho su trabajo a dos semanas de ir a la contienda electoral y no sería bueno que por una decisión, que es sanitaria, indirectamente algunos sacaran provecho".
El presidente regional del Partido Progresista (PRO), Fernando Uribe, explicaba que un cambio a estas alturas es muy complejo: "Entendemos la situación sanitaria, pero cambiarla a tan pocos días de la elección es realmente complejo, además que se está planteando cambiarlas para mayo, pero nada garantiza que en un mes la tasa de contagios pueda disminuir".
De igual manera se lo tomaba el presidente comunal del Partido Socialista (PS) y candidato a concejal, José Arcos, quien asumía que -a esa hora- una eventual postergación, involucraría el aplazamiento de todo el cronograma. "Debe primar la salud, pero también, no hay que desconocer que esto no tiene que ser un gatillo que vaya a ir en postergar una elección como esta, porque esto significa retrasar todo el calendario electoral. Significa que la administración de Piñera tendría que continuar unos meses más y yo creo que la ciudadanía con el desgaste que tiene, no quiere eso". Sobre esto último, la propuesta de Piñera da cuenta que no hay cambios en la elección de Presidente, senadores ni diputados, lo cual deberá ser ratificado por el Congreso.