Vicente Pereira

De un momento a otro. Y de un sólo golpe. Así cambió la vida para algunas personas producto de la llegada de la pandemia del coronavirus al país y a la zona, hace ya un año.

Su impacto ha sido grande y no sólo desde el punto de vista sanitario, sino que también del económico. Sectores productivos como el gastronómico y el turístico han acusado el golpe y, por lo mismo, han solicitado reiteradamente durante estos meses la implementación de medidas que les permitan hacer frente a la grave crisis que están viviendo.

Es en este escenario donde emprendedores de Puerto Montt y de Puerto Varas han decidido cerrar sus negocios bajo el argumento de que no pudieron sortear las barreras que les impuso no sólo esta enfermedad, sino que el estallido social que tuvo lugar unos meses antes en el país.

Son estas víctimas de la pandemia las que cuentan sus historias y relatan los episodios que los llevaron a tomar la determinación de no seguir con lo que algún día constituyó el sueño de sus vidas.

Entre los afectados reconocen que las cuarentenas largas y la incertidumbre de no tener claridad respecto de lo que pueda suceder en los próximos meses, tampoco ayuda para que puedan sentir el impulso de volver a abrir sus dependencias.

Es más, sienten que la amenaza de que ambas ciudades inicien un nuevo período de confinamiento se ha transformado en una constante que les impide adoptar la determinación de iniciar un nuevo camino en el mundo de los negocios.

Tampoco ayudan, dicen, los constantes cambios de los que ha sido objeto el plan "Paso a paso" del Gobierno sobre la forma en la que deben operar los negocios, especialmente en el aforo permitido. Todo conspira en contra de las cada vez más difíciles opciones de un reemprendimiento.

"Estallido social"

Fernando Binder arrendó el Café Haussmann, ubicado en el centro de Puerto Montt, en septiembre de 2019.

Sus operaciones, sin