Proyecto de "última milla"
Muchas veces no nos damos cuenta de lo que significan ciertos proyectos y de lo transformadores que pueden ser. Hace poco leí sobre el proyecto de la "última milla", el cual genera mayor conectividad en zonas rurales y ciudades con población densa, además de aminorar los costos del servicio, para evitar el colapso de los diferentes servicios y que de alguna forma u otra nos mejoran la vida.
Las diferentes autoridades de las distintas regiones del país deben priorizar proyectos que quizás no sean inmediatos, pero que hagan más justas las ciudades... donde no por vivir en un sector alejado, un hijo que quiere estudiar en la universidad tenga que irse a la capital para poder realizar su proyecto de vida, como por ejemplo alguien del sector rural de Frutillar tenga que frenar sus sueños porque no se solucionan ni se realizan mejoras.
Proyectos como la "última milla" vienen a descentralizar las regiones, dando un paso enorme en garantizar fibra óptica para cada persona, y esto se ha hecho sólo con voluntad, gestión y preocupación de esta gran problemática que afecta a un gran porcentaje de la población que vive en zonas alejadas, desde campos a islas, donde se además acrecientan brechas digitales entre quienes pueden costear ciertos servicios de conectividad y quienes no. Este es uno de los tantos desafíos del año 2021. Espero que la fibra óptica pueda ser un gran avance para la sociedad.
Necesitamos ciudades más justas, inclusivas y con mayor conectividad, que nadie se quede afuera por tener menos recursos, que las autoridades trabajen de manera más intersectorial y que los problemas de transportes se conecten con los de cultura, que los problemas de telecomunicaciones se conecten con los de salud, porque la única forma de poder avanzar será esta. Estos aún son los problemas del siglo XXI, los que de verdad importan y no quien tiene más puntos en las encuestas.
Eduardo Zuchel Muñoz
Fiscalización en Puerto Montt
Al salir a las calles nos damos cuenta de lo poco y nada que ha servido el plan de fiscalización instaurado en la región, principalmente en Puerto Montt, la ciudad más afectada. En teoría el plan funciona bastante bien, pero al ir caminando por pleno centro vamos viendo aglomeraciones en cada esquina, sin distanciamiento social, poco personal policial y un nulo control en sitios donde debería existir más fiscalización.
Para entender mejor de quién es la culpa o la responsabilidad de que Puerto Montt sea una de las ciudades más afectadas por el covid-19, tenemos que dejar de taparnos los ojos, ya que muchas personas dicen tener la verdad, cuando la verdad absoluta no existe. En redes sociales vemos a diario personas culpando unos a otros de ser los responsables del aumento de los casos positivos. Si bien esto es producido por el irresponsable actuar de la ciudadanía, tenemos que ir al fondo. Nos encontramos con un plan organizacional de fiscalización nefasto y negligente por parte de los funcionarios encargados de los controles de la ciudad.
Dada esta problemática, no podemos culpar sólo al porcentaje irresponsable de la población que sigue saliendo y haciendo fiestas clandestinas, entre otro tipo de aglomeraciones. Centrémonos en que el Estado no ha sido capaz de cumplir su labor estricta en las materias de estado de excepción, ocasionando además una latente desconfianza por parte de la ciudadanía por no tener un plan de control verdaderamente prudente que ayude al bienestar de la población.
Es clave ver los puntos débiles, analizarlos y avanzar, no cuesta nada obtener un plano de la ciudad para ver los lugares de acceso a las partes más concurridas e instalar puntos fiscalizadores en cada una de esas zonas, donde se regule el recorrido de los vehículos, se implemente más patrullaje o que este se realice acorde a lo que se está solicitando. No sigan permitiendo que las personas irresponsables salgan sin permisos, basta de perdonazos, o ¿creen que luego de un año las personas se olvidaron de pedir un permiso?
Silvio Rivera Gallardo
Diputada Catalina Pérez I
Personas con deseos de quemar el mundo han existido siempre. El drama en nuestra actualidad es que esta clase de discursos incendiarios -nunca mejor dicho que ahora- son proferidos por la presidenta de un partido político con representación en el Congreso. Las desafortunadas palabras de la diputada Catalina Pérez demuestran un alto grado de irresponsabilidad y un bajo compromiso con la observancia de la Constitución y las leyes que se espera de todo ciudadano.
Si la "figura literaria" empleada por la diputada Pérez ya es impresentable en el rayado de una pared o en el diario mural de una universidad, lo es aún más en el foro público.
Juan L. Lagos
Diputada Catalina Pérez II
Impresentable la diputada Catalina Pérez y su llamado a quemar todo.
Esteban Meza