Fiscalización de la cuarentena
El primer confinamiento de Puerto Montt adoleció de cierta rigurosidad en los controles que terminó por desdibujar las reglas vigentes. La existencia de aduanas sanitarias y de controles en sitios fijos contribuyen a imprimirle un sentido de urgencia a las normas.
Constancia y seriedad. Estas dos palabras quizás logren transmitir la actitud que deben tener las autoridades de salud y los organismos de la defensa nacional a la hora de asumir sus responsabilidades en la nueva cuarentena que entró en rigor ayer en Puerto Montt, a la que se agregaron, en la misma jornada, las ciudades de Puerto Varas y Calbuco. La capital regional no puede volver a pasar por el calvario de los poco más de cuatro meses que duró el primer confinamiento. Las heridas en el tejido social y económico fueron de tal magnitud que sería prácticamente imposible seguir tensionando a los rubros más golpeados por el encierro, como lo fueron el turismo y el comercio, que precisamente cuando aspiraban a seguir avanzando de fases en el plan "Paso a paso", recibieron este franco golpe.
Sin duda, cualquier análisis a la situación económica que genera una cuarentena no puede dejar de lado el complejo panorama sanitario que el actual estado de la pandemia ha generado en la capital de Los Lagos y en las otras ciudades grandes del sur del país. La expansión del covid-19 está llegando a niveles preocupantes, de modo que el confinamiento es, por ahora, la barrera más adecuada para frenar la tasa de contagios.
En este escenario, la autoridad debe ser extremadamente clara y rigurosa en la fiscalización que demanda una restricción a la movilidad que representa un confinamiento forzado. No puede ocurrir lo de la primera cuarentena puertomontina, cuando los controles terminaron siendo tan laxos que salir de la casa no tenía grandes limitantes, provocándose aglomeraciones callejeras que fueron un factor determinante en el incremento de las infecciones de coronavirus.
Aquí se necesita del compromiso absoluto del personal sanitario y de las fuerzas de la Defensa Nacional. Con una planificación cuidadosa de las tareas a realizar y mensajes claros a la ciudadanía, la disminución de la movilidad que ya se observó ayer jueves debe mantenerse durante todos los días que dure el confinamiento. En este sentido, las anunciadas aduanas itinerantes tienen que estar acompañadas por controles permanentes en puntos estratégicos. Es una señal que da cuenta del sentido de urgencia que tiene que primar ahora.