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La evolución de nuestros espacios públicos

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Desde épocas neolíticas el hombre se asienta en comunidades, generando entre sus edificios, espacios públicos para calles, comercio y ocio. Las civilizaciones construyeron mercados, teatros, templos, foros, coliseos, pirámides, plazas, parques y monumentos en esos espacios públicos. En el medioevo, dichas obras se inspiraban en Dios y sus templos. Antes de 1800 los espacios se diseñaban pensando en el peatón y sus carruajes como medio de transporte.

En 1815, con la aparición del ferrocarril, los principales espacios públicos se hacen junto a las estaciones del tren, y como puertas de entrada a la ciudad. A fines de 1800, la Revolución Industrial inspiró la construcción de áreas verdes para compensar las malas condiciones de trabajo en las industrias. Desde 1913, con la fabricación en serie del automóvil, los espacios urbanos se crean para avenidas, carreteras y autopista. Es también la época en que el ferrocarril se reproduce al interior de la ciudad, convirtiéndose en un sistema de trenes urbanos, conocidos como metro, y con la construcción de cada estación se generaban nuevos espacios públicos.

En 1952 se comienzan a construir en el mundo espacios interiores comerciales protegidos y climatizados, de acceso gratuito, llamados malls. Un invento del arquitecto austriaco-americano Víctor Gruen para convertir al shopping - mall en el contenedor de la vida social urbana y en el lugar de encuentro, abandonando a los centros urbanos abiertos.

Cajones sin ventanas

Estos edificios fueron interpretados en Chile desde 1982 como cajones sin ventanas que en su interior ofrecen comercio, servicios, comida y entretención. Son irresistibles como espacios públicos privados. Para la ciudad son feos, afectan negativamente la vida comercial de la calle y la continuidad de las vitrinas, y provocan grandes congestiones de tránsito. Por eso es pésima idea instalarlos en el centro de la ciudad, peor aún en una costanera bloqueando la vista al mar.

Los principales espacios públicos de Puerto Montt se crean en 1853 con la plaza de Armas y su centenaria Catedral. A fines de 1800 nace Angelmó y se transforma en el principal espacio público de la ciudad, adquiriendo prestigio internacional por la calidad de sus alimentos marinos, la artesanía, el arte, su paisaje y su forma de comerciar, directamente desde las lanchas chilotas hacia la calle. Fue tan original esta mezcla de actividades de la ciudad y el mar que por muchos años Puerto Montt se identificó con Angelmó y su actividad caleta - portuaria.

En 1911 se inaugura la estación de ferrocarriles más austral de Chile a un costado de la plaza, aportando un gran espacio público frente al mar. Su línea férrea se prolongaba hasta el puerto y en sus costados con tierra, rocas y madera, de a poco se formó una explanada entre las manzanas históricas y el mar, ganando metros sobre el agua y formando un gran espacio costanera.

Estacionamientos

En 1960 el terremoto destruye muchos edificios y su borde costero desaparece parcialmente licuado bajo el mar. En años posteriores la gran terraza se reconstruye con muros de borde, protegida con rocas, hasta quedar como la conocemos hoy, sin más tema ni destinos. En el año 2005 se incorporan inversiones privadas en esta zona, con un estacionamiento subterráneo concesionado, cuyo contrato se encuentra demandado ante tribunales por la Armada de Chile.

El proyecto original que se ofreció a los vecinos prometía construir en la superficie espacios lúdicos con una ballena de vidrio, lo que nunca ocurrió. En 2013 se agrega un terminal de buses y un hotel, como equipamientos necesarios para una ciudad que crece sin pausa y que atrae visitantes. Finalmente, ese enorme espacio público tan anhelado se unificará con la recién anunciada construcción del proyecto Parque Costanera.

Desde octubre de 2019 la mayoría de los espacios públicos de las ciudades chilenas son víctimas de ataques violentos, masivos, incluso terroristas. Nada se respeta, ni los edificios religiosos. La juventud violenta invade los espacios públicos y se enfrenta con la policía, transformando las calles en trincheras urbanas y las plazas y monumentos en campos de batallas. Vidrios quebrados, muros pintados, rayados, edificios quemados, personas heridas, incluso muertas, es el saldo diario de una revolución juvenil urbana que ha secuestrado los principales espacios públicos de nuestras ciudades. En esa estamos.