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De prosa y pinceladas al tesoro arqueológico

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En el mundo de las letras y de las artes, connotados creadores puertomontinos han hecho justicia con la relevancia de la hazaña arqueológica cerca de Puerto Montt, que -paradojalmente- después de 43 años del hallazgo en 1977 en Monte Verde, todavía carece del gran Museo que lo preserve y valorice en toda su enorme magnitud y proyecciones globales, de ser la mayor antigüedad que acunó vida en América.

La prosa inspirada -en una apasionante obra literaria infanto-juvenil- del escritor y dramaturgo nacional, radicado en Puerto Varas, Manuel Gallegos Abarca, y las pinceladas al pasado -a través de sugerentes exposiciones- de los artistas pintores de Angelmó, en los últimos años han surgido como valiosos soportes y plataformas de una merecida trascendencia.

Y desde donde hacer un aporte a la vigencia cultural, puesta en valor turístico y proyecciones globales, de uno de los sucesos mundiales que cambió la concepción de los orígenes del poblamiento americano, al establecerse en Puerto Montt (Monte Verde) -por un equipo de expertos liderados por el afamado antropólogo Tom Dillehay- el prehistórico comienzo de los asentamientos humanos en nuestro continente (entre 14 mil, 18 mil y 30 mil años de pretérito).

"la huella de monte verde"

El 27 de noviembre de 2014, el prestigiado literato y experto en teatro Manuel Gallegos, nacido en Rengo, hoy residente en Puerto Varas y colaborador de El Llanquihue, realizó el lanzamiento del libro "La Huella de Monte Verde". Su enfoque emerge de una vivencia infantil, pero de profunda raigambre convalidante del suceso de Monte Verde, que revolucionó el concepto global de la antigüedad americana y justipreció la respetuosidad medioambiental que ya impetuosamente nacía en aquella heroica prehistoria.

El protagonista del relato es un niño y su conmovedora amistad con un imponente animal de aquel entonces, un gonfoterio. En torno a lo cual se va tejiendo la apasionante trama de cómo debió haber sido la convivencia humana primigenia del pleitoceno tardío por estos confines. Gallegos revela qué fue aquello que lo motivó a crear esa obra literaria concentrada en Monte Verde: "Me basé en los trabajos científicos publicados por el arqueólogo y antropólogo Tom Dillehay, junto al geólogo Mario Pino Quivira, para recrear, imaginar y dar vida a esos hombres, mujeres y niños que vivieron allí hace 14.600 años, convirtiéndose en los primeros habitantes del continente. Así, el lector percibe sus vidas cotidianas, las alegrías, tristezas y temores, su mundo espiritual, y en especial sus conocimientos y vínculos con la naturaleza, que para ellos era sagrada: la tierra como madre; la flora y fauna, sus hermanas. Razón de su respeto y cuidados, algo que el hombre hoy ha perdido".

Más de once ediciones

Tal ha sido el éxito de su novela, que su autor Manuel Gallegos confiesa tener "el orgullo de que mi novela publicada a fines de 2014, por la Editorial Zig-Zag, en dos colecciones "Viento Joven" y "Obras Escogidas", lleve más de 11 ediciones y es leída con entusiasmo por miles de niños, jóvenes y adultos de Arica a Punta Arenas, además de estar en Ebook y ser parte del Curriculum Nacional del Ministerio de Educación". Igualmente, en el Liceo Profesional Bosque Nativo de Puerto Montt, su directora Ismenia Villarroel y equipo de profesores han incorporado el libro "La Huella de Monte Verde" en su programa educativo permanente integrado a las asignaturas de lenguaje, ciencias, historia y artes, concluyendo su lectura en un diálogo con el escritor y un viaje semestral a Monte Verde y Pilauco en Osorno.

Museo sin ostentación

Sobre la "eterna" espera del Museo, donde preservar en Puerto Montt los cientos de reliquias prehistóricas capturadas de las entrañas de Monte Verde, Gallegos puntualiza que "nada puede justificar la inexistencia durante tantos años de un museo puertomontino, dedicado al sitio arqueológico declarado por la comunidad científica mundial como el más antiguo y completo de América". Y añade que se ha desperdiciado un potente patrimonio cultural para el turismo mundial y el desarrollo científico e histórico. "Incluso -subraya- su principal investigador, Tomo Dillehay, ha manifestado públicamente su desazón ante la absoluta inmovilidad de contar con un espacio para resaltar el magnífico tesoro que ha dormido guardado en otra región".

En su análisis, el escritor sostiene que por años se publicó un plano arquitectónico del museo cuya construcción sería multimillonaria y que después de varias propuestas de lugares y posibles recursos, "todo ha sido nada más que humo". Un error que se comete -concluye Gallegos- "porque se "tiende a lo grande", actitud tan común en nuestra idiosincracia. Pienso que se debería seguir el ejemplo de Osorno, que construyó con bastante menos recursos, pero sí mucho ingenio, un pequeño, sencillo, notable, bello y admirable Museo Pleitocénico, en formato de casa sureña, con dos salas y módulos interactivos, que es visitado por miles de estudiantes y turistas, convirtiendo a la comuna osornina en un valioso centro de interés histórico y científico". Por eso, el personaje subraya que "mi propuesta es que se reemplace el actual proyecto arquitectónico del museo puertomontino y se elabore un boceto más sencillo y económico, que realmente sea factible. Así, el museo brillará por su valioso contenido y no por su ostentoso edificio".

Pinceladas al pasado

A su vez, los siempre dinámicos y creativos integrantes de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt, compartiendo el sentimiento de frustración de los puertomontinos, -frente a la desidia que ha sepultado tanto tiempo los planes del Museo donde atesorar Monte Verde-, idearon y presentaron deslumbrantes exposiciones pictóricas alusivas a ese globalmente remecedor descubrimiento arqueológico en la zona rural de Puerto Montt. Para lo cual, estudiaron a fondo todo el proceso del milenario hallazgo.

"Nos urgía crear conciencia sobre ese extraordinario suceso en nuestro territorio sureño, su importancia cultural y turística, y lo justificable que es construir el anunciado Museo", puntualizaron los pintores de Angelmó, al dar las razones por las cuales organizaron las muestras plásticas que se denominaron "Monte Verde, Una Pincelada al Pasado", del 9 de mayo al 2 de junio de 2013, en la Sala Hardy Wistuba de la Casa del Arte Diego Rivera en Puerto Montt; desde el 1 al 20 de octubre de 2013, en la Universidad Santo Tomás; y del 11 al 29 de agosto de 2014, en la Casa Azul del Arte, en Punta Arenas.

"Esas muestras colectivas fueron una mirada al pasado, pero a un pasado que camina con nosotros, que forma parte de nuestra esencia como sureños y que nos recuerda que aún hoy en que pareciera todo dicho, queda tanto por descubrir y sigue siendo mucho más lo que ignoramos...", esgrimieron los artistas del pincel porteños, reforzando su esperanza de la consolidación de Monte Verde con el soñado Museo.

En esas "pinceladas al pasado", participaron -con sus obras alusivas a esa prehistoria local- los artistas pintores Ana Cristina Campos, Alejandro Contreras, Gabriel Valerio, Cristián Contreras, Fernando Kuschel, Ernesto Mancilla, Felipe Ramírez, Eduardo Rosas, Lorenzo Stuardo y José Luis Vargas.