Innovación y las nuevas generaciones
Es sabido que Chile necesita innovar, crear nuevos procesos, negocios y productos para dejar de ser un país exportador de materias primas, y más específicamente, de cobre. Pero, ¿cuáles son los elementos clave de un proceso de innovación exitoso, un proceso que genere más y mejores resultados innovadores? ¿Y por qué no hemos logrado dejar atrás el síndrome de ser un país mono exportador, o muy cercano a serlo?
Para intentar responder brevemente a estas interrogantes, hay que partir diciendo que en primer lugar, se necesita capital humano. Es necesario tener gente con las habilidades requeridas, conocimientos, experiencia y creatividad para ser parte del proceso de innovación de una empresa o institución. Por lo tanto, es necesario tener acceso a las mejores y más brillantes personas; ingenieros, diseñadores, científicos y otros. A su vez, se sabe que hoy en día un verdadero compromiso con la sostenibilidad y el medioambiente, es fundamental para atraer a los mejores, a los más calificados para trabajar en esas empresas o instituciones. En este sentido, la sostenibilidad se asocia con un acceso superior al capital humano porque las generaciones más jóvenes, específicamente los millennials, prefieren trabajar para organizaciones con las que están alineados en términos de sus valores, y en términos de su deseo de tener un impacto social y medioambiental positivo.
Este es el primer y crítico elemento de un proceso de innovación, de creación de nuevos conceptos, servicios y productos, En segundo lugar, no sólo se requiere tener a las personas adecuadas para el proceso de innovación que el país requiere, sino que también hay que proporcionarles el entorno, la cultura y la seguridad psicológica para experimentar. La experimentación y el fracaso son parte integral de cualquier proceso de innovación exitoso. Ahora, muchas, si no todas las organizaciones, públicas y privadas, dirán que en su entorno quieren innovar. Por lo tanto, incentivan a los empleados a que experimenten, y porque los animan a experimentar, también celebran el fracaso o por lo menos, aceptan el fracaso como parte del proceso de innovación. Pero la pregunta es, ¿cuántas de esas organizaciones realmente toleran el fracaso? Desafortunadamente, la primera cosa que muchas empresas e instituciones hacen cuando un colaborador falla es despedirlo. Y ese es el drama de Chile, pues acá no creemos realmente en los procesos de innovación y no sentimos un verdadero compromiso de tratar las personas creativas con integridad.
Lo que sucede entonces es que los empleados perciben y detectan esta falta de compromiso y como no se sienten psicológicamente seguros para experimentar y fallar, lo más probable es que dejen de experimentar y el proceso creativo de innovación eventualmente no funciona.