Consecuencias geopolíticas de la crisis actual
Mucho se ha escrito sobre los impactos económicos y las graves consecuencias para la salud pública de la crisis del coronavirus, y con razón pues estos hechos están afectando gravemente la vida de cientos de millones de personas a través del orbe. Sin embargo, bastante tiempo antes que esta epidemia se desencadenara y dejara caer sobre nosotros, la globalización ya venía cambiando el mapa geopolítico de muchas regiones del mundo, derivando en lo que se ha denominado como la "realidad de los grandes espacios geográficos". De manera casi imperceptible para la mayoría de las personas.
Pero no para todos, ya que tres décadas atrás el historiador norteamericano Joel Garreau, en un libro titulado "The Nine Nations of North America", proyectó hacia el año 2050 la conformación de nueve "naciones" o áreas geográficas independientes, en el ámbito de América del Norte y las Antillas caribeñas. El argumento principal de Garreau apunta a que será necesario reinterpretar los mapas actuales, ya que la gente de América del Norte se está dividiendo naturalmente en bloques rivales de poder, con lealtades separadas e intereses y planes propios para el futuro. Y es precisamente en estos momentos cuando comienzan a darse algunas situaciones como las que visualizó Joel Garreau, habida cuenta de la manera disímil en que la crisis humanitaria está afectando a diversas regiones geográficas, incluso dentro de un mismo país, creando resentimiento entre las personas. En Estados Unidos, dicha coyuntura se ha visto exacerbada por las políticas confrontacionales del gobierno de Donald Trump., donde los temas étnicos y raciales han mantenido una gran preponderancia.
Pero el perfil de este nuevo tipo de integración regionalista también se alimentará de factores demográficos, o de los relativos a la identidad y el orgullo local, la afinidad de valores, la capacidad para resolver como comunidad los problemas a nivel regional, así como las particularidades de las actividades económicas y sociales de los espacios geográficos afines. La visión de Chile para las próximas dos o tres décadas, en este contexto, deberá tomar en cuenta los factores antes mencionados, considerando por cierto todo aquello que podría modificar la geografía política nacional (conflictos limítrofes, conflictos internos de índole social, étnicos u otros). Y sin perder de vista que nuestra vocación deberá estar orientada principalmente hacia la zona de influencia del Cono Sur. Este es el espacio natural en el que deberemos interactuar y hacernos fuerte para mantener la integridad, pues es nuestra realidad.
Representa, además, un potencial antídoto para contrarrestar los nocivos efectos políticos y sociales que tienen sobre Chile las periódicas crisis que suelen golpear a muy diversas y variadas regiones del planeta, las cuales invariablemente terminan por llegar hasta el territorio nacional.