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de ansiedad.

-Producto del tiempo de encierro...

-El hecho de estar encerrados, de ver la misma rutina y el tener que aplicar, además, una nueva que no conocían; como ocurre, por ejemplo, en el caso de los niños que cursan medio menor, prekinder o kínder y que pasaron de estar con la miss (presencial) a estar conectados a una pantalla... También hay que considerar que los que son más tímidos no preguntaban cuando estaban en el aula, menos lo hacen ahora por interne. Entonces, ya son bastantes las áreas en las que te das cuenta que el niño no está siendo muy observado.

-¿Qué aspectos hay que considerar para ver si se está en presencia de una situación anómala?

-Como padre o como cuidador oficial tienes que considerar algunos aspectos, como que no duermen bien, se despiertan y tienen pesadillas. Si viven con sus padres y se van a dormir con ellos, tienen sueños nerviosos, movimientos involuntarios del cuerpo, por lo que se dan muchas vueltas en la cama. Mucho movimiento. No es un sueño tranquilo. En el área de la alimentación sufren con los dos extremos: o comen demasiado y a cada rato piden más y están todo el rato pensando en la comida, o el niño no come nada. Le pones el plato en la mesa y no quiere comer. Ambos extremos son dignos de ser observados como fenómeno. Un tercer punto es a nivel psicoemocional, el que se refleja en respuestas o cambios bruscos de carácter, como niños que lloran seguido y no te saben explicar cuál es la razón. Hay que tener cuidado porque se puede estar gestando una depresión, sobre todo cuando los niños están muy callados y no dicen nada. Pero la gente tiende a decir "qué niño más tranquilo", y yo siempre creo que un niño muy tranquilo esconde algo, como violencia o bullying. A nivel cognitivo, por ejemplo, el niño se sabía el abecedario y dejó de acordarse. Tuvo una clase y no recuerda nada. Son pequeñas lagunas que indican que el niño estaba presente, pero no puso atención. No estaba en ese momento, porque hay mucha presión y mucha tensión. Puntos importantes en los que se pueden fijar si es que el niño está padeciendo o comenzando a gestar una patología o algo que indique que la vida está siendo interrumpida por este covid-19 y el año pasado por la explosión social.

-¿Puede que los menores estén sintiendo algunos efectos del confinamiento?

-En el fondo hay una variable en niños de la edad que sea respecto de que los padres tienen la tendencia de ver televisión y en especial las noticias, y no es recomendable verlas con niños sin criterio formado o que sean pequeños, porque se quedan con las imágenes y estas son impactantes. Además, los padres comienzan a hablar, por ejemplo, de lo terrible que es quedarse sin trabajo y con eso generan un porcentaje importante de niños que hoy están con angustia, estrés y ansiedad importante por la sensación de la pérdida de los ingresos familiares, de que uno o los dos papás pierdan su fuente laboral y ellos estén peor. Y ese miedo no lo sociabilizan. Ya no salen de la casa y no lo pueden compartir, entonces también se lo guardan. Lo mismo que el poder perder a un ser querido, como un abuelo; entonces también aparece la muerte como un factor del cual tampoco se le habla a los niños y adolescentes, que es tabú, que está oculto y que cuando ocurre es algo muy complejo y genera un índice de estrés importante.

-¿Qué otros problemas pudiesen aparecer?

-Otro aspecto importante es que muchos de estos niños, en el marco de lo que ha ocurrido producto del covid-19, y que pertenecen a un rango social más bajo, pueden verse obligados a abandonar su educación. Generalmente es un porcentaje alto de la población. Un 20% de niños deja su educación para ayudar al ingreso familiar o porque les dio una depresión y se quedan ahí. Los padres deben poner atención, pedir ayuda y asumir que no es una cosa momentánea, porque la gente cree que los temas de salud mental se pasan solos en circunstancias que son enfermedades, aunque silenciosas, no se ven. Pero si ves que hace cinco días que el niño no habla ni quiere comer... ya no es un hecho aislado, sino que se está haciendo crónico. Por ende, si no sabes qué está sintiendo, pensando o planeando, te tienes que anteponer e ir leyendo a tus hijos, observándolos, preguntándoles y que verbalicen y que aprendan a ponerle nombre a las emociones, a cómo se sienten.

-¿El uso de las redes sociales es otro aspecto al que hay que tener cuidado?

-Creo que es importante ver que el concepto de la pandemia del coronavirus ha hecho que todas las personas, en general, nos recluyamos entre cuatro paredes. Y ha generado que todo lo que es mundo digital, lo que son las redes sociales o nuevas tecnologías, sean la mejor ventana al mundo, la que nos muestra lo que está pasando en otros lugares con esta enfermedad y lo que pasa aquí también. Y, de hecho, hay mucha gente que se informa a través de las redes. Sin duda que el estar confinado y estar en casa nos hace mucho más permeables a estar digitalizados todo el día, y eso se intensifica en los niños y en los jóvenes.

-Más si se considera que las clases son online...

-La nueva realidad infantil es de clases online, juntas con amigos por Zoom, videos y tareas que hay que entregar por WhatsApp, así como publicaciones por Instagram, videos por Tik Tok y Youtube, que son las plataformas que más usan los niños y adolescentes. Esto hace que la vida de los niños, en esta pandemia, esté digitalizada desde la mañana y hasta la noche. Tienes horarios que están marcados por el calendario escolar durante la semana y los padres tienen una dinámica laboral que es muy similar a la de los niños. A pesar de que los niños más pequeños están poco rato, igual los papás les ponen la televisión, YouTube o videos para que hagan cosas, por lo que te encuentras el fin de semana con que el niño pasa la misma cantidad de horas conectado que durante la semana. Un ejemplo de ello es que no suelta el celular y por eso una de las advertencias hacia los padres es que no sabemos con quiénes están hablando nuestros niños.

-¿Usted recomienda poner atención en los contactos que van sumando en las distintas plataformas ?

-Hay chat de juegos online, donde juegan niños, pero hay adultos que están camuflados y ahí existe un mundo que no conoces y que está detrás de todo este mundo digitalizado. Es importante conocer bien las páginas en las que entran los niños, así como quiénes son las personas con las que juegan en línea. Si es que son del colegio, de otros lugares o si es que son anónimos. También si es que ingresaron a páginas que no tienen un link o si es que son pagadas o no, ya que muchas veces los padres dejan cancelado y los niños entran a todas las páginas, lo que es muy peligroso. Hay que ver las redes sociales que visitan, cuántas horas están y a quiénes invitan a jugar.

-¿El control debe ser riguroso?

-El control parental cobra una importancia absoluta. Debes, una vez a la semana, revisar las redes, horarios y tiempo. Estas herramientas son fundamentales porque evitas el riesgo de que aparezca un adulto que está utilizando las redes para otra función.

-¿Qué riesgos advierte en esta situación?

-Menos relaciones sociales, ya que el niño que pasa más horas conectado a internet no sabe sociabilizar con personas reales, porque está acostumbrado a estar conectado y a hablar con emoticones, a cortar las palabras o a no sostener la mirada, ni la comunicación, así como a sentirse incómodo en presencia de otras personas, por lo que más afecta son las relaciones sociales. Tampoco tienen relaciones sociales y por eso quieren estar todo el día encerrados. Otro factor de riesgo, al usar tanto internet, es que hay más estrés, dado que el niño está conectado, está viendo noticias, como las falsas, se inventa historias y está todo el día informándose o jugando y por lo mismo está alterado. Y, obviamente, está estresado. Y al estar tan involucrado en el juego se molesta cuando le dices algo, porque lo mataron o lo sacaron y llevaba horas jugando. Esto conlleva alteraciones del trastorno del sueño, la vista y la capacidad cognitiva.

"El control parental cobra una importancia absoluta. Debes, una vez a la semana, revisar las redes, horarios y tiempo. Estas herramientas son fundamentales porque evitas el riesgo de que aparezca un adulto que está utilizando las redes para otra función". "La nueva realidad infantil es de clases online, juntas con amigos por Zoom, videos y tareas que hay que entregar por WhatsApp, así como publicaciones por Instagram, videos por Tik Tok y YouTube, que son las plataformas que más usan los niños y adolescentes"