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como los pasajeros del crucero Silver Explorer.
Gajardo destaca, además, que en su unidad "tenemos una súper buena cifra, ya que no se ha contagiado nadie de forma intrahospitalaria. Hasta el momento estamos invictos. Sólo dos personas que han tenido contactos por fuera, por familiares y que tuvieron que quedarse en cuarentena; pero que se han recuperado y no han tenido mayores síntomas".
Mantener el hospital
El médico Nicolás Araya trabaja en el hospital de campaña que se habilitó en las dependencias del ex Hospital Base (en Seminario), el que si bien no está destinado para recibir pacientes covid-19, igualmente ha tenido que atender algunos casos que han sido derivados al Hospital Puerto Montt.
Araya, quien trabaja en el sistema de salud público desde hace 14 años, asegura que la habilitación de este recinto "ha sido una muy buena experiencia", por lo que es partidario de que una vez terminada la emergencia producida por la pandemia, se pueda mantener como un recinto hospitalario más de la capital regional.
Esto, porque, según dice, se tiene que considerar que el Hospital de Puerto Montt es de referencia, desde Osorno a Coyhaique, razón por la cual llegan pacientes de otras ciudades.
Asimismo, destaca el exigente protocolo del que se dispone en el recinto, pero que pese a ello, se han presentado algunos casos que han debido "ser devueltos de forma inmediata al hospital central".
En lo personal, cuenta que los protocolos para el personal son severos, con el uso de elementos de protección, así como alcohol gel y lavado de manos de manera constante.
Junto con ello, se dispone de un horario de colación diferenciado, mientras que en lo personal, tiene su propio sistema preventivo.
"El personal de salud ha tenido un cambio en el estilo de vida, ya que uno es un vector", explica. Por lo mismo, no ha podido ver a algunos familiares, incluso a sus hijos.
"Uno hace un turno y después espera 24 a 48 horas y de ahí los va a ver, porque no sabes cuándo comenzarán los síntomas (en caso de contagio)".
Compromiso
Fabián Filumin es enfermero reanimador del Samu (Servicio de Atención Médico de Urgencias). De su experiencia relata que al momento de la llegada de la pandemia venían saliendo de lo que fueron las intervenciones realizadas por el servicio en la calle a raíz del estallido social (a fines del año pasado), mientras que del covid-19 comenta que nadie estaba preparado para abordar esta situación.
Sobre la forma en la que el Samu abordó la pandemia, recuerda que al principio su servicio se tuvo que reestructurar y ajustar para abordar esta materia. Una de las medidas fue la contratación de personal.
Esto, según detalla, con el objetivo de poder brindar una mayor cobertura a toda la demanda de contagios que se esperaba. Por lo mismo, "pasamos todos por períodos de estrés y ansiedad, pero nos logramos reponer y adaptar. Pero también producto de los turnos de 24 horas se ha notado el cansancio, aunque siempre el compromiso ha estado presente".
Además, cuenta que el ingreso a cuarentena de Puerto Montt ha generado un estrés extra para los funcionarios, porque muchos de quienes trabajan en este servicio no cuentan con una red de apoyo (como padres), sobre todo en el cuidado de los niños.
Filumin dice que, desde el punto de vista técnico, observa que hay familias que sienten mucho miedo. "Quizás más informados o más desinformados; pero se nota a los familiares con miedo y ansiedad, y esa es la contención que realiza el equipo conformado por tres personas que salen a terreno en busca de la emergencia". Instancia, afirma, en la que perciben la ansiedad de las familias de quienes están con síntomas o han sido confirmados como casos covid-19; pero permanecen en sus casas.
En este sentido, destaca la fortaleza mental de sus colegas, quienes a pesar de las vivencias personales lograron realizar una atención de calidad.
Resalta que el servicio se reorganizó, pero no sólo eso, ya que a pesar de las demandas propias de la pandemia, los funcionarios han logrado adaptarse para poder brindar una atención de calidad.
De las cuarentenas, sostiene que la evidencia está demostrando que pareciera que no es lo más ideal, dado que tienen una serie de consecuencias, sobre todo para quienes "somos padres en el cuidado y educación de los niños. Y es que en educación pareciera que está truncada en este minuto, sobre todo en lo que es el contacto social".
Rommer Medina es médico del equipo de hospitalización domiciliaria del Servicio de Salud del Reloncaví y quien describe como "enriquecedor" lo vivido durante estos meses.
Sin embargo, y si bien coloca el acento en el aprendizaje que ha logrado durante este período, reconoce que igualmente ha sido "difícil", dado que llegan a poblaciones que son de difícil acceso y con bajo conocimiento en la materia.
"Si bien llegar a estas familias, a sus domicilios, para abordar esta situación de covid-19 ha sido un poco complicado, siempre ha sido posible y haciendo el mejor trabajo que se pueda", destaca.
Además, recuerda que desde el inicio de la crisis cada integrante de este equipo de salud domiciliaria fue capacitado. Por lo mismo, recibió las instrucciones en cuanto al uso adecuado del equipo de protección y cómo debe ejecutar el trabajo con las familias, lo mismo que en el manejo de cada uno de los casos y apoyar las cuarentenas de cada uno de estos pacientes.
Medina detalla que todos los días reciben información respecto de pacientes que pudieran entrar en una clasificación de "sospechoso", "contacto estrecho" o "paciente probable", así como "caso positivo".