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Los siete meses de la pandemia en el relato de los trabajadores de la salud

Funcionarios de distintas áreas cuentan cómo ha sido esta época de crisis sanitaria y lamentan que en Puerto Montt la gente se movilice como si nada estuviese pasando y a pesar de las 12 semanas de cuarentena total.
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Vicente Pereira

"Es súper desgastante y agotador, porque yo hago de todo (medidas preventivas) y lamentablemente me contagié de covid, pero la gente hace su vida normal, como si nada. No hay respeto a la distancia y se siguen juntando y sin usar mascarilla", reflexiona Paulina Fuentes, enfermera clínica del Servicio de Urgencia del Hospital de Puerto Montt, quien critica el actuar de parte de la comunidad que no respeta las instrucciones de la autoridad sanitaria para evitar el contagio de coronavirus.

Fuentes reconoce que los trabajadores de la salud sienten pena cuando observan el movimiento que existe en Puerto Montt, a pesar de estar en cuarentena total desde hace 12 semanas.

Y es que, según cuenta, ellos han realizado todo el esfuerzo posible para abordar la pandemia. Incluso, realizando grandes sacrificios para poder brindar una respuesta óptima a la comunidad cada vez que se les requiera.

De hecho, relata que tiene compañeros que se fueron de sus casas y arrendaron en otros lugares para evitar tener contacto con sus familias y protegerlos de un posible contagio en caso de enfermarse.

Por lo mismo, y a la hora de realizar un balance de lo que han sido estos siete meses marcados por el coronavirus, sostiene que han sido de mucho cansancio, tanto emocional como físico y de bastante desgaste.

Pero no es lo único, ya que los trabajadores de esta área también han debido hacer frente a lo que pasa afuera de sus trabajos.

Como señala Camila Bustamante, tens (técnico de enfermería en nivel superior) de la UCI pediátrica del Hospital de Puerto Montt, de la misma forma en la que hay mucha gente que les agradece la labor que realizan para frenar la pandemia, hay otros que no les brindan un buen trato.

"Por ejemplo, los guardias de los supermercados nos reciben con mucho agradecimiento; pero hay mucha gente que nos ve como que nosotros somos los vectores y somos los cochinos. Y así nos lo han dicho. Hay como dos caras respecto del personal de salud", reflexiona.

El pesar de los funcionarios radica en que ellos han tenido que hacer frente, durante este período, a una exigencia mayor a la que estaban acostumbrados.

Un ejemplo de ello, según dicen, es el aumento de horas en los turnos, de 12 a 24 horas, durante gran parte de este tiempo, así como tener que cumplir con rigurosos protocolos a la hora de abordar sus labores diarias.

El miedo y la incertidumbre también estuvieron presentes, sobre todo durante los primeros meses. El temor a un contagio o a llegar con la enfermedad a casa fue una constante en la mayoría de los trabajadores de esta área.