Q uiero comenzar recordando que el ministro de Economía Lucas Palacios, hace un mes aseguró que si se aprobaba el proyecto de retiro de los ahorros previsionales, Chile se convertiría en un "país bananero". Dijo que "los países bananeros son pobres, desiguales y con democracias débiles". Pero ahora, pocos días atrás, tuvo que reconocer que el dinero del 10% "está comenzando a reactivar la economía, con un impacto positivo porque tiene una inyección de liquidez que activa el consumo doméstico, y mejora las expectativas a futuro".
En mi caso particular, vengo apoyando el retiro con argumentos técnicos y sociales desde hace varios meses, y me parece deplorable la campaña de declaraciones apocalípticas de autoridades gubernamentales, famosos economistas, ex presidentes del Banco Central y los más variados expertos, sobre lo dañino que era para el país el mencionado retiro de los ahorros previsionales.
Todo lo que se le dijo a la gente, asegurando que Chile se iba a hundir, que se iba a desplomar la bolsa, que destruiríamos la economía, hoy debe contrastarse con la realidad de lo que está ocurriendo. No sólo es el ministro de Economía quien afirma que hay un impacto positivo en la reactivación económica, sino que lo constatan organizaciones privadas como la Cámara Chilena de Comercio. Pero además, el retiro va a tener consecuencias muy beneficiosas sobre la generación de empleo, lo cual es un tema de gran relevancia social en estos precisos momentos. En efecto, de acuerdo a un reciente estudio de la Universidad Católica, continúa el desplome en la creación de empleos, pues si se consideran a las personas inactivas, pero que saldrían a buscar trabajo si no estuviéramos en pandemia, más los trabajadores despedidos adscritos a la Ley de Protección al Empleo, la tasa efectiva de desempleo en Chile sería de 31%.
En las actuales y difíciles circunstancias del país, es muy complicado que se emitan opiniones que asustan a la gente y generan impactos sobre los mercados, y luego nadie se haga cargo de ellas. Estas campañas del terror (que también se realizan contra la posibilidad de aprobar una nueva Constitución), son tremendamente nocivas y en el caso del 10%, lo que buscaban era bloquear una medida que al final resultó ser el apoyo social más directo, masivo, rápido y con menos burocracia. ¿Cuántas personas, probablemente pequeños ahorrantes o inversionistas, vendieron sus tenencias y guardaron el dinero en su casa porque se asustaron con las perspectivas de una catástrofe económica, que algunos vaticinaron estaba ad portas?
Produce indignación que se le haya mentido de esta manera a los chilenos y chilenas, mientras los profesionales, políticos y expertos que lo hicieron, continúen muy tranquilos emitiendo opiniones sobre los más variados temas, desde sus bien remuneradas "pegas".