Mirta Vega, con el reporteo en la sangre
La conocida periodista repasa sus historias y recuerda que su relación con El Llanquihue partió desde muy pequeña.
La lectura científica, con información de la pandemia del coronavirus, constituye una de las temáticas predilectas en la actualidad para la periodista puertomontina Mirta Vega. "No veo noticieros porque salen expertos en todo... Yo busco mucho material y eso me tiene muy ocupada, preocupada y entretenida, porque así yo informo a la gente que no le gusta leer. Busco lectura científica de todo el mundo", cuenta la destacada mujer de las comunicaciones que dejó sus labores de prensa en El Llanquihue a fines de 2018.
Y es que si bien ya no ejerce su pasión, el educar es algo que nunca dejará de realizar, pues para ella constituye uno de los pilares básicos del periodismo. Por lo mismo, el mantenerse informada es para ella un valor que nunca dejará de lado.
Para Mirta Vega, este principio educativo es algo que defendió durante sus cuatro décadas de ejercicio profesional. Y fue, según recuerda, un tema permanente de discusión con quienes sostenían que los medios están sólo para informar y que "para educar estaban los educadores".
Mirta Vega argumenta lo contrario. "Las primeras letras que conoce un niño de entre 2 a 3 años son las de un diario". Y eso es algo -sentencia- que se tiene que luchar por mantener.
Por eso lamenta que hoy, en algunos casos, ocurra que "el niño esté -a esa edad- entre la mamadera y el teléfono".
Periodista siempre
Mirta Vega estuvo toda su vida ligada a la prensa, en especial a El Llanquihue, algo que, según dice, volvería a repetir si es que tuviera que tomar la misma decisión.
Y es que su relación con este medio partió desde pequeña porque su papá (Eliseo) trabajaba en El Llanquihue. "Acompañaba a mamá (Nina) a buscar a mi papá o a dejarle la colación. Fue como haber nacido con mi diario. Yo nunca jugué a las casitas o a la mamá y al papá, que eran los juegos de mi generación... mis juegos fueron en el diario. Me encantaba ir a jugar. Yo sentía que estaba muy arraigada al diario, al punto que juraba que de ahí saldría en un cajón, pero no fue así. Cuesta ser una mujer jubilada cuando uno cree que su trabajo es su casa. Mucha gente me decía que era al revés; pero yo nunca lo quise entender. Mi diario era mi casa y por lo mismo no había hambre, no había necesidades. No había nada. Yo era feliz.
-¿Y qué pasó con la vida personal, con el amor?
-Uno siempre tiene posibilidades. Cuando estaba en Argentina ( país en el que estudió Periodismo) estuve a un mes de casarme en Buenos Aires; pero ese noviazgo se terminó porque me fui a trabajar al Diario Norte, ubicado en la Provincia del Chaco, y a mi regreso a Puerto Montt tuve una larga relación intermitente. Yo creo que no encontré al hombre aguerrido porque ¡por Dios!, tenían que tener personalidad para enfrentarme, porque soy una persona con mucha personalidad, con mucho carácter, y eso asusta a los hombres.
-Pero hoy las cosas han ido cambiando...
-El hombre ha entendido mejor el rol de la mujer, porque yo pertenezco a una generación intermedia, en que ellos pensaban mil veces tener una relación con una mujer periodista, que saliera de su casa a las 8 de la mañana y volviera a la medianoche. Hoy día el hombre entiende mejor y cubre ese rol cuando no está la mujer. Antes, el hombre era cómodo y no habría desarrollado ese papel. Hoy día la mujer está casi en igualdad con el hombre. Digo "casi" porque aún hay cosas que faltan. Ahora, la gran ventaja que tienen las mujeres es también genética, porque el hombre ha cambiado. Hay hombres mucho más atractivos que en mi generación. Hoy encuentras unos cabros guapos, atractivos cuando se arreglan... yo, a un cabro de pelo largo, no lo miraría; pero si se cortan el pelo quedan mijitos ricos.
-¿En los años de labores, le tocó cubrir algo tan impactante como el covid-19?
-Ni en los sueños más macabros me habría imaginado reportear algo como el covid-19 . Yo viví la tragedia del Estero Minte (1995) y ahí me aprendí el Rosario. Fue lo más fuerte que viví en mi carrera. Luego hubo cosas más individuales, pero que también las sufres en el reporteo, como cuando se le quema la casa a una familia o cuando hay fallecidos en algún accidente, porque un muerto te afecta tanto como 27. También están los cambios económicos que trajo la globalización y que significó que las empresas grandes se fueran comiendo a las chicas, como ocurrió en Puerto Montt. Lamentablemente, se perdió la Empresa Marítima del Estado (Empremar), así como Transmarchilay y el tren. Gracias a las malas gestiones se perdió la Puntilla Tenglo.
-Puntilla Tenglo es importante para el turismo...
-Se arruinó una puntilla que pudo haber sido turística. Y se arruinó al puerto, porque el puerto de Puerto Montt (Empormontt) pudo ser una empresa muy grande al estar la Puntilla; pero nunca se preocuparon de eso. Hoy se está perdiendo el puerto de Puerto Montt. Otro hecho importante fueron los 150 años de la colonización alemana que se conmemoraron el año 2002 y en los cuales El Llanquihue fue parte activa de este aniversario, de hecho, recuerdo que la periodista Marta Zúñiga viajó a Alemania y realizó el trayecto desde Braunau a Nueva Braunau.
Mirta Vega estima que el periodismo no se puede apartar de sus roles de educar y de formar.
"Viví la tragedia del Estero Minte y ahí aprendí el Rosario"
"Hoy día el hombre entiende mejor y cubre el rol cuando no está la mujer"