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ENTREVISTA. Alipio Vera, Premio Nacional de Periodismo radicado en Maullín:

"Se ha ocultado información, quizás para hacernos creer que estábamos dominando la pandemia"

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Desde la tranquilidad que le entrega su hogar en Maullín, alejado del ruido y el estrés de la gran ciudad, Alipio Vera cumple con el aislamiento social recomendado por estos días, eso sí, sin desconocer las complejidades que se viven en su entorno.

Sobre estas realidades, pero también acerca de la televisión y el rol comunicacional de sus colegas, conversó el Premio Nacional de Periodismo (2013) y ex director del Diario El Austral de Temuco.

- ¿Cómo ha sido vivir esta pandemia en el sur?

- He sido un afortunado, porque los últimos tres meses de pandemia los he vivido junto a mi esposa Sonia Hernández, en el campo, en Maullín. Estoy lejos de los centros poblados, a los que voy muy ocasionalmente, solo cuando es estrictamente necesario y con las protecciones debidas.

- ¿Cómo ve esta catástrofe desde lo emocional?

- He pasado muchos episodios muy complejos en mi vida profesional, como la cobertura de numerosas guerras, como el ver morir a mucha gente, como estar detenido en el extranjero, incluso confinado en mazmorras carcelarias, y todo ello separado e incomunicado con mi familia. He sufrido accidentes aéreos, en fin; pero nada de eso se compara con el impacto emocional que me provoca la actual catástrofe.

Ver que en tan solo seis meses llevamos 4 mil personas muertas, chilenos, compatriotas nuestros a los que el virus les arrebató la vida, ahora en el Siglo XXI, con 230 mil infectados en Chile. Y que la pandemia, al parecer, para nosotros, recién comienza en su mayor gravedad, separándonos de nuestros seres queridos, de nuestros amigos cercanos, de los vecinos. Es deprimente para cualquiera, y difícil de sobrellevar.

- ¿Qué es lo que más le ha complicado del confinamiento?

- La imposibilidad que han tenido algunos de mis familiares cercanos para acceder a los tratamientos médicos que estaban recibiendo antes de la pandemia, debido, justamente, a que los médicos están (dedicados) ahora, en la totalidad de sus esfuerzos y energías, atendiendo a los infectados en hospitales públicos y otros centros de atención.

Un show repudiable

- ¿Cómo cree que ha sido el manejo comunicacional del Gobierno respecto al tema?

- Considero que ha sido muy errático, por decir lo menos. No tengo los elementos como para afirmar que puede ser por inexperiencia -nadie la podría tener ante una pandemia que ya ha provocado la muerte de 450 mil personas en el mundo, con más de 8 millones 500 mil contagiados- o por intentar ocultar la magnitud de la tragedia, pero lo que sí es cierto, y evidente, ante los ojos de todo Chile, es que se nos ha ocultado información, maliciosamente, quizás para hacernos creer que estábamos dominando la pandemia.

Y, además, considero un error tremendo el vergonzoso reparto de cajas con alimentos para los pobladores más vulnerables. Los víveres los necesita la gente y con urgencia, pero no puede ser sano ni ético que la autoridad los entregue ante la televisión y los medios de prensa en pleno, humillando a quienes los reciben. Es el Estado de Chile el que entrega, no es una dádiva ni un favor que hace el Gobierno. Pero así ocurrió.

Ese espectáculo comunicacional erróneo es inaudito y no se condice con una profunda desesperación y desamparo de nuestros ciudadanos, afectados, ahora, por mayor pobreza y una pandemia que los golpea cada día con más fuerza. Tampoco corresponde a la seriedad, recato y prudencia que la autoridad debiera presentar en situaciones tan críticas, como las que estamos viviendo. Ese show me parece repudiable.

- ¿Cómo ha visto el rol de los periodistas que cubren la noticia?

- Como siempre; algunos muy bien informados, trabajando con seriedad, con muchos antecedentes a la mano, y otros, improvisando, sin detenerse ni un minuto a pensar o analizar las consecuencias que puede tener lo que se afirma sin fundamentos.

- ¿Siente que lo abarcan y muestran de una manera ética, con la sensibilidad que corresponde?

- Al menos en lo que he visto, leído y escuchado, no advierto grandes faltas a la ética, y en muchos casos, veo que mis colegas más experimentados reflejan la sensibilidad necesaria para tratar el tema. Hay, eso sí, en estos tiempos, un abuso de prolongados contactos en directo, lo que inevitablemente arrastra a cometer errores al informar en esas condiciones.

¿Qué arista de la crisis sanitaria le gustaría cubrir si tuviese que reportearla?

- Me habría gustado meterme en núcleos familiares afectados, para indagar cómo realmente contrajeron el virus, si se admite falta de información o irresponsabilidad en la protección personal y familiar, con la finalidad de revelarle a la gente las verdaderas causas de los contagios, y para que asuman los cuidados y prevenciones que corresponden ante la tan grave enfermedad.

Además, me hubiese gustado sumergirme en los hospitales públicos, para mostrar el enorme esfuerzo de médicos, enfermeras, auxiliares y choferes, que están arriesgando su integridad física y hasta sus vidas, e hipotecando el futuro propio y el de sus familias por ayudar a salvar a los infectados.

También, por cierto, recoger el sentimiento de esposos y esposas, hijas e hijos, que no logran conciliar el sueño sabiendo que sus progenitores se están exponiendo a lo peor, en cumplimiento de sus juramentos de servicio a la comunidad. Igualmente, me habría gustado acompañar a los científicos e investigadores que en la soledad de sus laboratorios, en trabajo abrumador y sin descanso, buscan las vacunas que pudieran aliviar los males de sus semejantes. Son los grandes héroes de hoy, que merecen el aplauso y el reconocimiento de la ciudadanía entera.

Contradicción

- ¿Cree que el periodismo nacional actual ha perdido credibilidad? ¿Por qué?

- No estoy en condiciones de responder eso. Tendría que analizar el trabajo total de mis colegas antes de comentar, y eso es muy difícil. Tal vez la respuesta debieran darla los sociólogos.

- ¿Y qué le parece la programación de la televisión hoy en día? ¿Ve algún programa?

- Veo muy poca televisión chilena, pero de lo poco que he visto, me llama la atención que junto a programas donde se preparan grandes comidas, se emitan también otros que muestran precisamente las penurias y necesidades extremas que están sufriendo muchísimos compatriotas en nuestro país. Es una contradicción que tal vez se deba a la imposibilidad que han tenido los canales para originar programas diferentes, en una época de pandemia que nos afecta a todos, y con mayor fuerza, eso sí, a los estratos más desposeídos.

Tanto el reciente estallido social como los devastadores efectos del coronavirus, dejan al desnudo nuestra verdadera realidad; no somos los tigres de América Latina, ni ejemplo de igualdad ni de verdadera democracia para nadie. Al contrario, los 16 mil dólares per cápita que algunas autoridades y economistas majaderamente asignan a Chile, no los reciben las inmensas mayorías, sino que van a los bolsillos de unos pocos que todavía se resisten a una distribución más justa de la riqueza.

- Y en cuanto a los matinales, ¿piensa que son un aporte a la cobertura?

- Casi no he visto matinales; estoy bastante ocupado en diversos quehaceres como para dedicar tiempo a esos programas. Por lo tanto no podría opinar con seriedad.

- ¿En qué está trabajando actualmente?

- Estoy haciendo un ciclo de programas enfocados en diversos temas de nuestra Patagonia, especialmente en nuestros colonos de frontera y compatriotas que viven en lugares muy aislados, pero de una belleza que todos debiésemos conocer. Solo alcancé a grabar el 40% de lo necesario, debido a las limitaciones derivadas de la pandemia.

- ¿Cómo describiría la vida en Maullín?

- A orillas del Canal de Chacao transcurre mi vida. Si no fuera por el coronavirus, estaría viviendo en un paraíso, pero me quita el sueño no solo la falta de contacto directo con mis hijos, nietos, familiares y amistades cercanas; sino también me duele ver a mis vecinos, buzos mariscadores de Carelmapu, inactivos, sin los ingresos necesarios para sobrevivir con los suyos en estos tiempos oscuros, grises, de una pandemia letal que no estaba en los planes de nadie.

"Tanto el reciente estallido social como los devastadores efectos del coronavirus dejan al desnudo nuestra verdadera realidad; no somos los tigres de América Latina, ni ejemplo de igualdad ni de verdadera democracia para nadie"