Cambio en las costumbres
Quién se iba a imaginar que tendríamos que permanecer en aislamiento social, encerrados por un tiempo que nadie sabe, obligados a escuchar lo que sea, leer o ver los programas de TV cargados de interminables teleseries, y si debemos salir, en algunas comunas mostrando el salvoconducto.
Es la consecuencia de una pandemia que azota sin piedad a nivel mundial y que nos tiene a todos con pánico colectivo, con desconfianza ante cualquiera que encontremos, porque ya asumimos que cualquiera puede ser un portador del virus. Pensar que nada será igual a como empezamos con esta amenaza, porque muchas de nuestras conductas y costumbres actuales serán diferentes.
Hemos conocido barreras sanitarias y cuarentenas que limitan los movimientos, lo que produce la suspensión total, aunque sea temporal, de las actividades de los ciudadanos, impedidos incluso de despedir a un ser querido en un velorio o funeral.
Permanecer toda la familia junta gran parte del día exige poner un gran esfuerzo de todos para evitar conflictos, pues los estados de ánimo pueden ser un verdadero polvorín.
En nuestro país, las autoridades deciden que los trabajadores fiscales y estudiantes vuelvan a sus actividades, dando a conocer una situación muy lejos de la realidad. La normalidad no se logra por decreto, sino con responsabilidad, con seriedad de cada uno en asumir que estamos frente a un enemigo poderoso y macabro, o sea, con responsabilidad social.
El saludo cariñoso de apretón de mano, de beso, de abrazo es y quizás pase a ser un lindo recuerdo que dejaremos atrás porque se impuso el distanciamiento social. El covid-19 nos cambió para siempre, produciendo un vuelco en nuestras rutinas y un fuerte cambio de hábito. Ya nada volverá a ser lo mismo.
Fernando España, concejal de Puerto Montt
Pandemia de soledad
La actual pandemia ha demostrado la fragilidad de los diversos sistemas en que nos movemos a diario, tanto el sanitario, laboral, económico y por cierto el gran sistema que engloba todo que denominamos sociedad. Además, nos ha hecho patente la continua incertidumbre en medio de la cual existimos y que, quizás paradójicamente, es de las pocas cosas de las cuales podemos tener certeza.
Reflexionando tanto desde el ámbito de la salud y desde la perspectiva social, la salud mental ha emergido con más fuerza de lo que ya veíamos en tiempos previos, desnudando la pandemia de soledad que azotaba de forma algo velada a una gran cantidad de personas, exigiendo abordar este hecho, sumado al aislamiento, como un fenómeno contradictoriamente social. Está claro que la soledad es causa y consecuencia de muchos otros problemas que habitan en lo más recóndito del espacio social, que muchas veces obviamos esgrimiendo la interconexión dada por la tecnología como contrapunto.
No obstante, sumado a la pobreza, hacinamiento, envejecimiento, precaria educación emocional y una pobre conciencia heredada sobre nuestros sentimientos y su expresión, esta pandemia ha potenciado todos estos elementos y ha llenado a muchas personas de desesperanza, rabia e impotencia. La gran tarea a futuro será abordar la soledad y el abandono más allá del ámbito del mero acompañamiento, con foco en el manejo emocional, la cobertura de inequidades sociales y educativas, además de seguir acentuando la lucha por derrotar la pobreza en su concepto multidimensional, en especial con el aumento de la población mayor y del mal pasar económico en diversos estratos de nuestra sociedad.
Matías Jara Varas
Agua con sabor a cloro
El cloro está de moda , el que no usa harto cloro es sospechoso, porque nadie sabe de proporciones, y como estamos en Chile, le ponemos con tuti. Yo quisiera conocer al "clorero" que le agrega el cloro al agua potable. Él tiene sus horas de entusiasmo, ya que es difícil en ciertos días tomar un café o té al desayuno.
Creo que todos sienten el golpe del gusto y olor fuerte del agua clorada. Nadie lo dice porque sabe que no le darán bola; y el "clorero" seguirá usando las proporciones que le indica su ánimo o su talante del día.
Enrique Montero
China y el coronavirus
El gigante asiático cada vez luce más pequeño. Es cierto que está enviando aviones con ayuda a diversos países, pero cada vez se conocen más acciones que no son precisamente hacer el bien. Además del ocultamiento inicial de la peligrosidad de la situación para China y para el mundo, está la aparición de 1.290 muertos adicionales en Wuhan, un 50% más de los declarados sólo hace unos días.
El problema de fondo de China quedó muy bien reflejado en el título del informe de 23 de marzo de la organización Reporteros Sin Fronteras: "Si la prensa china fuera libre, el coronavirus no sería una pandemia".
José Luis Hernández