Comenzamos este año con la aparición de covid-19 o coronavirus en un mercado en Wuhan, China, y ya en la primera semana de abril este virus ha sido detectado en 1.412.103 personas en 180 países del mundo, golpeándonos duramente y dando cuenta de nuestra vulnerabilidad como especie. Hoy, la tarea es enfrentar la emergencia, por cierto, pero en forma paralela, tener una mirada amplia y trabajar a largo plazo porque lo que afecta nuestra salud y bienestar es mucho más que este virus.
La salud humana no está separada de la salud del planeta y su estado depende en gran parte de nuestras decisiones y acciones. Está todo conectado. Si afectamos o degradamos los ecosistemas, si aportamos a la crisis de extinción de especies, si emitimos gases de efecto invernadero, si vivimos en una falsa desconexión de la naturaleza, pensándola como un recurso del cual extraer y no como algo de lo que somos parte, afectamos nuestra salud y bienestar. Reconocer que somos parte de un ecosistema implica un despertar de la conciencia sobre el lugar en que vivimos y cómo nos relacionamos en él y con él.
Y eso implica una nueva relación con los animales, las plantas, los hongos, el aire, el agua, las bacterias. La naturaleza es también una forma de barrera sanitaria que nos protege porque todos los desequilibrios tienen impactos.
Ya hace algunos años la Oficina de Naciones Unidas para el Medio Ambiente alertaba cómo la crisis climática "amenaza el inventario de vida del planeta". Hoy, esa crisis climática también se ve relacionada con esta crisis sanitaria y la crisis social. Está todo conectado. Si desde hace un tiempo ya reflexionábamos y trabajábamos por construir en conjunto un nuevo pacto sobre las condiciones sociales, económicas y ambientales de base para nuestra cultura, ahora se suma esta crisis sanitaria que pone en jaque nuestra forma de vivir y relacionarnos, y nos obliga a reconstruirnos.
Hoy es el momento de reinventar y transformar nuestro camino porque no podemos seguir el de antes. Tenemos la oportunidad de crear mejores sociedades, con mejores sistemas de desarrollo social, económico y productivo, más justos y conscientes de nuestro lugar en el planeta y en una relación armoniosa y respetuosa con la naturaleza. El momento es hoy.
Rodrigo Jordán, presidente del
directorio de Amigos de los Parques