Violencia y democracia son dos conceptos que jamás podrán caminar juntos, por más que existan quienes se empeñen en deslizar argumentos para justificar que la destrucción es una forma legítima de lograr avances. Esta semana quedará grabada por el giro que han tenido los acontecimientos que se han visto en el país a partir del 18 de octubre del año pasado, gracias a la planificación, coordinación, despliegue y ejecución de nuevas estrategias por parte de Carabineros.
Insistiré, una vez más, en que uno puede estar de acuerdo o no con las manifestaciones, como una expresión de malestar, de descontento, de querer más del mundo político para beneficio de la sociedad toda, sobre todo en temas especialmente sensibles para la ciudadanía, pero eso es muy distinto a que, en el marco de la libertad de expresión, se respalde el actuar de delincuentes -ese nombre corresponde, no hay que usar suavizantes conceptuales para referirse aquellos que únicamente buscan destruir-.
Durante el último tiempo, la violencia de algunos ha afectado a lugares de convocatorias masivas y elementales para la vida de una comunidad, como las plazas y las arterias del centro de las ciudades. Especialmente afectados se han visto los pequeños emprendedores, quienes, en contra de su voluntad, van sumándose al desempleo que esta marejada de violencia ha traído consigo y que, en resumidas cuentas, ha dejado a la sociedad en un clima de miedo y desconfianza.
El llamado es a ponerle filtro a todo discurso de carácter ambiguo, sobre todo ahora, que muchos han desconocido orígenes, trayectoria e incluso lineamientos personales y partidistas para bailar al compás de la conveniencia. ¡Pero, no! La ciudadanía debe ser capaz de delimitar con absoluta claridad la violencia deliberada e irracional de la democracia, que nos otorga valores y principios esenciales para el desarrollo de la vida en sociedad: tolerancia, respeto, diálogo, paz y seguridad para todos y cada uno de los integrantes de la comunidad nacional.
Javier Hernández H., diputado por Puerto Varas y Osorno