Redes
Tejiendo redes y parando andamios, así es la tarea del momento; a la usanza de la gente de la pesca, que va a lo desconocido en busca del sustento, nos adentramos en un ámbito al que nosotros mismos hemos de hacerle su geografía; hemos renunciado a las presentes reglas del juego y al mundo que ellas dibujaban, denunciándolas por injustas e indignas, y a la usanza de la gente de la construcción hemos de parar los andamios para que surja y crezca ese nuevo mundo que soñamos, en el que el simple ser humano disfrute de la dignidad que merece, en que todas las formas y modalidades de ser humano tengan el mismo derecho a la felicidad; en que nos hayamos dado una forma de organización, un Estado, que represente nuestra diversidad y nuestra solidaridad, una sociedad en la que nadie quede al margen, en la que nadie llegue miserable al fin de sus días; una comunidad capaz de tomar sus propias decisiones y de vivir según su mejor parecer.
A la incertidumbre ante lo deseado pero desconocido, se suma el temor al que apelan los dueños del país, ese pequeño grupo que monopoliza la dignidad y se hacen los únicos con derecho a la felicidad; pero no debemos dejar que el miedo nos paralice. Es cierto que el futuro no está escrito, pero no debemos dudar de nuestra capacidad para construirlo con la forma y el color de nuestros sueños. Es cierto que es una aventura que da vértigo y que también es cierto que el rival nos hará luchar mucho, pero mucho más cierto es que nunca antes nuestro país había tenido una oportunidad como esta para tomar su destino con ambas manos y construir la comunidad que pensamos y que nos merecemos.
No es momento para dejarse impresionar por campañas del terror, no es momento para paralizarse; valiente no es quien no tiene miedo, valiente es el que a pesar del miedo igual avanza. Tejamos la red de quienes están por parar andamios, conversemos con quienes a lo largo del país hacen lo mismo que nosotros, proporcionar la estructura de sostén para que se exprese la voluntad de quienes en la calle y en las organizaciones sociales quieren construir ese mundo mejor. Esta es la meta más hermosa que podíamos soñar, la posibilidad de construir nuestra utopía habitable, no la perdamos de vista privilegiando sólo los intereses de un grupo o corriente de interés, la fuerza de la gente está en la unidad de la diversidad.
Las demandas de la población venían siendo planteadas hace ya largo tiempo y la justicia de estas demandas estaba también muy esclarecida, pero faltaba la fuerza para obligar al rival a reconocer que había que cambiar la situación, que no vivíamos en un oasis de paz y dicha, sino en un páramo de egoísmo e injusticia y para notificar al contrincante de que no estábamos dispuestos a seguir así.
Fue la unidad expresada en la calle la que logró este avance, debemos cuidarla y expandirla, ya que es la unidad la que nos dará el triunfo.
Renato Alvarado Vidal
Plebiscito
He escuchado decir, desde algunos sectores de la política nacional, que apoyar el "rechazo" en el plebiscito de abril es tan errado como haber apoyado el "sí" en el plebiscito de octubre de 1988. No me parece.
En primer lugar, en cualquier acto electoral o plebiscitario, todas las alternativas son válidas; unas, mejores que otras pero todas válidas. Por otro lado, los que apoyamos el "sí" en 1988, aparentemente, nos equivocamos en el corto plazo, pero hoy, 32 años después, nuestros peores augurios se están cumpliendo.
Pero nada de lo anterior es importante, comparado con las claras diferencias que se pueden observar entre los dos eventos plebiscitarios en comento. Efectivamente, en 1988 las dos opciones "sí" y "no" eran claras y estaban bien definidas en el derrotero marcado por la Constitución vigente en ese momento (que no se puede decir que es la misma actual, pues ha sido modificada masivamente), el cual fue seguido paso a paso, hasta la asunción del presidente Aylwin en 1990, dando inicio a décadas de estabilidad y progreso para Chile.
En cambio, ahora en abril de 2020, una de las opciones es desconocida, el mecanismo para una eventual redacción de una nueva constitución nace viciado y pretende partir de una hoja en blanco, lo cual significa un futuro incierto y, como ya lo empiezan a mostrar las cifras, un retroceso progresivo en todos los logros de estos últimos 30 años. Todo muy diferente del proceso que comenzó en 1988.
Por último, a no engañarse, hay miles de personas que en 1988 votaron "no", que se manifiestan ahora por el "rechazo" en abril.
Andrés Fuentes Belmar
El temido marzo
Me tiene un poco cansado tanta profecía apocalíptica a propósito de marzo. ¿Acaso alguien tiene un buen recuerdo de ese mes? Acá les dejo una lista: permisos de circulación, matrículas, fin de las vacaciones y el verano, regreso a clases, tacos, uniformes, listas escolares, revisión técnica...
Alejandro Fuentealba Rozas