Al rescate de un testimonio histórico
Casa Ebel -"inmueble de conservación histórica"-, en implacable abandono, merece integrarse al patrimonio local.
Con el fallecimiento del apreciado arquitecto puertomontino Gian Piero Cherubini, que mucho valorizaba el capital patrimonial de Puerto Montt, ha revivido el imperativo de rescatar de la destrucción a la abandonada histórica casona Ebel, que se está cayendo a pedazos -desde hace varios años- en la céntrica esquina de Benavente con Balmaceda. Y que se ha convertido en un refugio de menesterosos, que la exponen al riesgo de incendios, como han expuesto, muy atemorizados, los vecinos del sector.
De más de 800 metros cuadrados de construcción en madera, de estilo joven alemán, ligada a la naturaleza y a la calidad artesana de la mano de obra, la Casa Ebel fue construida en 1932 y en 1992 fue declarada "inmueble de conservación histórica". Lo que confirmaba su incuestionable validez patrimonial cultural.
En completo desamparo y evidente deterioro, ha habido intentos de rescatarla como testimonio del pasado habitacional de Puerto Montt. Pero no más que eso. Sin embargo, hubo alguien que de veras anhelaba recuperar la Casa Ebel: el arquitecto Gian Piero Cherubini, recientemente fallecido, quien se disponía a dar la batalla decisiva tras el logro de ese objetivo. En lo cual ya había hecho algunos aportes en 2016, por encargo municipal, junto a los arquitectos Lorenzo Berg y Pablo Moraga.
En algunos de sus escritos, Cherubini expresaba su latente preocupación por la progresiva pérdida del patrimonio arquitectónico de esta capital regional. Y puntualizaba que los propietarios de esos inmuebles patrimoniales, en general, esgrimen como excusa principal, -para no cuidarlos-, la falta de apoyo del Estado en esta importante tarea. Por lo tanto, ante esta realidad, el desparecido profesional hacía hincapié en la necesidad de llamar a la ciudadanía, a que "colabore en rescatar, valorar y conocer parte de la historia construida de Puerto Montt, ayudando a apreciarla y cuidarla".
Estamos a tiempo de cumplir este encargo, por el bien de nuestra historia de esfuerzo futurista.