El acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución alcanzado en la madrugada de este viernes por la gran mayoría de los partidos políticos de gobierno y oposición ha demostrado que es posible establecer coordinaciones transversales para resolver una de las demandas expresadas con más fuerza por la ciudadanía en la calle durante el último mes. Hubiera sido infinitamente mejor que la decisión de redactar una nueva constitución hubiese nacido en un escenario de paz social. Faltó visión y faltó también determinación para proponer este proceso en otro momento.
Existe entonces una responsabilidad compartida que buscamos remediar arribando a este acuerdo. Llevamos 30 años haciendo cambios a la constitución vigente desde la dictadura. Decidir un itinerario de cambio constitucional es, entonces, un gran logro. Muchos estarán disconformes con la propuesta. A ellos les digo que éste no es el final de la lucha. Al contrario, es sólo un nuevo comienzo
No estamos aquí frente a un pacto secreto ni al producto de una "cocina", como algunos -con muy poco sentido de la responsabilidad- han motejado este acuerdo. No puede ser acusada de esa forma una propuesta que garantiza una participación ciudadana amplia, transparente e informada para decidir si queremos una nueva constitución y, de ser así, a través de qué mecanismo se llevará adelante esta tarea.
Esas determinaciones serán adoptadas por la ciudadanía en un plebiscito que se realizará en abril de 2020.
Habrá dos opciones: Una convención mixta constitucional, compuesta en partes iguales por parlamentarios en ejercicio y por personas electas para tales fines; y una convención constitucional, conformada en su totalidad por representantes de la ciudadanía, elegidos en los comicios municipales de octubre de 2020. Así, usted tendrá el poder para decidir la forma y las personas que redactarán la nueva carta fundamental. No es un camino corto ni sencillo. Y tampoco es el punto final a un mes de movilizaciones, malestar social y violencia. Todavía son necesarias más respuestas a cuestiones sociales urgentes. La propuesta de salario mínimo sigue siendo insuficiente. Las demandas por un nuevo modelo previsional y por una mejor salud pública, entre otras, deben ser atendidas con prioridad.
"Amor en tiempos de cólera"
Citando el nombre de la famosa y conocida obra de Gabriel García Márquez, luego de todo lo ocurrido en nuestro país estas últimas semanas, es importante dedicar unas líneas para hacer un llamado a la paz.
Sin duda hay un antes y un después en nuestro país desde el 18 de octubre de 2019, y los hechos dan cuenta de que así quedará escrito en la historia. No obstante lo anterior, lo que debe quedar como símbolo de ese antes y después, es el clamor de una sociedad que abierta y pacíficamente manifestó fuerte y claro el descontento por las desigualdades e inequidades que durante años han afectado a nuestro país.
Es una manifestación de un descontento generalizado, que nos llevó a detenernos como sociedad y mirar con humildad, profundidad y compromiso, la imperiosa necesidad de terminar con las desigualdades e inequidades, donde transversalmente todos debemos ser capaces de empatizar y trabajar en conseguir ese objetivo. Por lo anterior, no permitamos que lo que quede en la historia sea el recuerdo de la repudiable y condenable violencia y odio, con la que grupos aislados están destruyendo nuestro país. No permitamos que sea esto lo que se recuerde, por sobre un grito fuerte y claro de nuestra sociedad, que en forma pacífica manifestó su descontento. Debemos avanzar, ser capaces de dejar atrás el odio y violencia con la que grupos aislados han destruido nuestro país, y asimismo, atemorizan a todos quienes condenamos y no queremos ningún tipo de violencia, y más delicado aún, vulneran, restringen y nos privan de nuestros derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la integridad física y síquica, a la libertad personal y seguridad individual, educación, salud, libertad de trabajo, propiedad, entre otros. Este es el momento de demostrar la voluntad real de todo un país que sacó la voz, de condenar la violencia en todas sus manifestaciones, de condenar el aprovechamiento de grupos aislados que incitan al odio a través de la violencia, y principalmente, generan un caos que en ningún caso tienen como objetivo superar las desigualdades y lograr un cambio social. Es tiempo de construir un nuevo Chile. Es tiempo de humildad, de generosidad, de amistad cívica, y principalmente, de una actitud pacífica para trabajar y enfocarnos en materializar el gran cambio social .
María Paz Olavarría Pérez. Directora Carrera de Derecho
Rabindranath Quinteros Lara.