El proceso que vive nuestro país impacta todas las áreas productivas. En este plano, el turismo es quizás una de las actividades más sensibles ante situaciones como ésta, porque la sensación de seguridad es una de las variables que influye de forma profunda en la decisión de un viajero para elegir el lugar que visitará y nuestra imagen ante el mundo sobre las garantías de este punto, ha cambiado.
La realidad de los empresarios turísticos chilenos independiente del tamaño de su negocio es insostenible. Cancelaciones masivas de reservas en hoteles y alojamientos; cero ingresos para restaurantes; oficinas destruidas, agencias marítimas que evalúan la readecuación de sus rutas para barcos; calles que se toman con movilizaciones que impiden tener la certeza de que las excursiones que se venden se puedan cumplir.
Miedo, inestabilidad, desesperanza, son las palabras más recurrentes al conversar con dueños y trabajadores del turismo local y del nacional también.
Es un hecho que la reconstrucción de nuestro país tardará. Pero nuestra imagen en materia de destino turístico es algo que demorará más aún. Expertos precisan que si nos miramos en el hoy, podemos pensar en 55 meses como base. Es urgente, una emergencia hacer algo al respecto. Y podemos concretarlo. Un Comité de Crisis para el Turismo es una alternativa para tomar un papel proactivo y trabajar para abordar esta catástrofe. Tal y como la que se entiende que significa la erupción de un volcán; un terremoto o un tsunami. Porque estamos en una crisis que debemos resolver. Te propongo un comité liderado por los privados donde se sumen expertos en comunicaciones especializados en la industria; asesores validados y también el Estado, pero organizado por quienes somos los dueños de los negocios turísticos, porque somos nosotros los que tenemos claridad sobre las necesidades y los caminos a seguir. Apliquemos experiencias de otros países que han salido adelante reconvirtiendo el branding de sus destinos en situaciones de crisis: España y Argentina son algunos ejemplos.
La Asociación Nacional de Periodistas de Turismo APTUR Chile también ha planteado este camino hace cinco años atrás y puede sumarse, no me cabe duda. No podemos permitir que el esfuerzo de cada empresa, de cada emprendedor, de cada uno de los que han aportado para que Chile y en especial nuestra zona, sean lo que han logrado ser como destinos turísticos se mueran. Piénsalo. Nadie trabajará en esto si no lo haces tú. Y si tienes otra propuesta, dale, necesitamos sacar nuestro destino turístico adelante hoy más que nunca.
Una nueva ética para el ejercicio del poder
El vértigo y la incertidumbre de estas tres últimas semanas nos tiene a muchos, sino todos, sumidos en un estado de profunda reflexión en torno a cómo de un día para otro, y saltando un torniquete, la sociedad empezó a convulsionar y manifestar un profundo malestar.
Este sismo, el social, no estaba priorizado en las preocupaciones de la elite gobernante y se confiaba en la mano invisible del mercado. Pero al parecer no hay muro que no se caiga, sobre todo si está construido sobre bases que no contemplan los métodos democráticos adecuados para la construcción de artefactos destinados a reglar de manera fundamental las relaciones de los ciudadanos al interior de una sociedad. Puestos en este trance histórico ¿qué podemos hacer? Obviamente buscar soluciones por la vía de la razón y no por la fuerza como reza nuestro escudo decimonónico y desfasado. Lamentablemente, en estos momentos, la razón empieza a ser un bien escaso que también puede ser vandalizado en la búsqueda de una salida apresurada e improvisada que nos retorne a una aparente tranquilidad impuesta que no vaya a la solución de los problemas.
Para evitar los riesgos de soluciones en la lógica del paracetamol, los ciudadanos están pidiendo, dato que consignan todas las encuestas y el enorme vozarrón de las calles, una nueva constitución. Ésta petición no puede, no debe, ser demonizada ni homologada a partir de ejemplos en la región. Además qué sentido tiene seguir rigiéndonos por una carta repudiada a tal grado por la expresión ciudadana, ¿estamos sembrando la próxima explosión? ¿La dejaremos para que sean nuestros hij@s o niet@s las que tengan que enfrentarla? Transformándonos, de paso, en un caso de negligencia generacional histórica.
Los chilenos hemos dado muestras de ser capaces de sentarnos a dialogar y por vías democráticas resolver trances complejos de nuestra historia y esta vez debemos estar ciertos que estaremos a la altura para generar una nueva carta que garantice, en su generación, representatividad y respeto absoluto a la soberanía que radica en los ciudadanos. Existen los mecanismos y tecnologías para garantizar lo señalado. Pero esto no puede ser tratado ni en "cocinas" ni entre cuatro paredes. Esto debe ser con los ciudadanos.
César Trabucco,
sociólogo.
Dalma Díaz Pinto,
Socia ASEET Lagos y Volcanes.