Las multitudinarias marchas y concentraciones de chilenos -históricos sucesos, a decir de los estudiosos-, que se han ido mostrando cada vez más pacíficas y concurridas, -pero muy firmes en sus demandas de cambios radicales en pro de una sociedad más igualitaria y humana-, reflejan un evidente acercamiento a la normalidad del país, donde ya no será necesaria la intervención militar, a la que se recurrió para neutralizar el vandalismo infiltrado que enlodó, al comienzo, la crisis social.
Ahora, viene la gran misión y tarea gubernamental y nacional, de responder con prontitud de forma concreta y eficiente a la clamorosa demanda ciudadana de erradicar los privilegios, los abusos y la inequidad en la marcha de progreso de Chile.
Sin embargo, tanto como esos justificados objetivos en pos de una mejor calidad de vida, con avances económicos y materiales compartidos en mayor igualdad, será fundamental que también haya un cambio profundo en la convivencia entre los chilenos, que permita restablecer las confianzas entre los unos y los otros. Especialmente, entre la clase política y la gente, entre las instituciones y la comunidad. Que el liderazgo al frente sea verdaderamente más representativo, responsable, austero y generoso. Que marque una lección de desinteresado, honesto y patriótico servicio al país y a todos sin excepciones. Donde el ejemplo que se dé sea la mejor prueba de la profunda renovación personal asumida, que es clave para levantar el nuevo Chile que todos queremos: definitivamente confiable, franco, honesto, solidario, cumplidor, austero, optimista. Donde la confianza en el otro -entre los mismos ciudadanos y entre estos y sus entidades-, la amistad y la valorización cívica, sean el poderoso motor que tanto hace falta para ser mejores personas y trabajar más unidos, compartiendo los esfuerzos y los frutos de ese señero trabajo -en fraternal actitud- por una vida más feliz y un Chile en digna prosperidad.
Mancomunación ciudadana que se ha manifestado por los cambios que vendrán y donde será protagonista principal, restablecidas las confianzas.