La Policía de Investigaciones de Chile, con 86 años de existencia, tiene una amplia experiencia investigando violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad, crímenes que comenzó a indagar a partir de las primeras querellas y acciones judiciales presentadas tras el retorno de la democracia, coetáneas a la publicación de Informe de Verdad y Reconciliación, más conocido como "Informe Rettig".

De ese modo, nuestra institución es una de las pocas policías en el mundo, y la única de la región, que desarrolla este tipo de indagatorias con detectives y una brigada especialista en la materia, cumpliendo de este modo con el mandato de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en orden a que "el deber de investigar es una obligación de medio y no de resultado, que debe ser asumida por el Estado como un deber jurídico propio y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa. La obligación del Estado de investigar debe cumplirse diligentemente para evitar la impunidad y que los delitos no vuelvan a repetirse".

Así, la experiencia adquirida por la PDI en casi 30 años de investigación de crímenes de lesa humanidad y violaciones a los Derechos Humanos, nos ha posicionado como un referente en esta materia, y ello además nos ha permitido poner nuestros conocimientos y experiencias al servicio de las actuales investigaciones por violaciones a los Derechos Humanos en todo el espectro del concepto, así como respecto de aquellas que se enmarcan en el nuevo tipo penal de tortura, contemplado en la Ley 20.968.

Gracias a todo lo anterior, el trabajo desarrollado por la PDI en el área de los Derechos Humanos ya es parte de la historia reciente de Chile, y ello ha sido valorado por todos los actores de la sociedad y por diversas instituciones.

Quizás la evidencia más prístina de aquello es el hecho de que el archivo de la Brigada Investigadora de Delitos Contra los Derechos Humanos, fuera recientemente declarado"Monumento Nacional", en la categoría de Monumento Histórico, por el Consejo de Monumentos Nacionales, debido a la trascendencia y connotación de las investigaciones allí contenidas.

En el futuro inmediato, gracias a un convenio con el Archivo Nacional, como ya lo hizo la PDI con los archivos del Departamento 50, que combatió al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, esperamos conservar y digitalizar ese material, a fin de ponerlo a disposición de toda la ciudadanía. Somos, por ende, herederos de un legado histórico, policial y también ético.

Juan Sánchez Quero. Prefecto y jefe nacional de Delitos Contra los DD.HH. y las Personas.

Generar una ordenanza municipal que regule la construcción y el funcionamiento de las terrazas de los restoranes y cafés de la ciudad, parece ser una prioridad, no sólo para ordenar el sector céntrico, sino que también para dotar a las autoridades de una norma que facilite el actuar de los organismos respectivos. Porque en la actualidad, al no existir la ordenanza y ante la fiscalización de la Dirección de Obras Municipales, termina ocurriendo que el comerciante, al no poder corregir oportunamente las observaciones realizadas, es "bloqueado"; porque no se le permite el pago semestral de la patente, la que al no estar al día, les impide funcionar. Con todas las consecuencias que ello puede generar, en materia económica y social.

Lo anterior, es relevante que se produzca, porque además debiera estar en línea con la vocación general de Puerto Montt, que dice ser de servicios y turística; lo que se traduce justamente en la adecuada atención a quienes nos visitan, en un perímetro central que debiera ser bastante más acogedor de lo que es.

No hay que olvidar que la condición climática de Puerto Montt es bien particular, y el frío y la lluvia, son factores característicos de esta zona que nos acompañan gran parte del año; por lo que la irrupción de las terrazas tiene todo el sentido para una zona como ésta. No obstante, aquella utilización del espacio público, no debe ir en perjuicio del libre y expedito desplazamiento de la comunidad por el centro de la ciudad.

De manera que con esta ordenanza se debiera aspirar a dotar de un orden y de un estilo definido al centro de Puerto Montt, que de pronto aspira a ser la puerta de entrada a la Patagonia, aumentando el número de recaladas de los cruceros o potenciando su vocación gastronómica con diversas iniciativas; pero descuida ciertos aspectos del ordenamiento estético y territorial, que justamente perfilan la imagen que proyectamos.

En buena hora llega esta iniciativa, que debiera ser un complemento a la oferta que la capital regional entrega, en beneficio del turismo, pero también de los propios habitantes de esta tierra, que también merecen un centro ordenado y acogedor.