Otro profesor puertomontino ejemplar y de admirable calidad humana y dedicación al magisterio, ha partido para siempre, -en medio del desconsuelo familiar-, dejando una profunda huella de reconocimiento y gratitud imborrable en quienes fueron sus alumnos, padres y apoderados, amigos y conocidos.
Trátase de un gran personaje puertomontino y muy querido por la comunidad: el maestro sanjavierino Francisco Vera Cárcamo, recientemente fallecido, a quien sus exalumnos del Colegio San Francisco Javier nunca olvidarán, por su sapiencia, amabilidad, estrictez y pasión vocacional. Virtudes que lo destacaron -como lo reiteran sus discípulos en cartas de despedida- como profesor jefe y artista, enseñando artes plásticas; como instructor de fútbol e inspector en su apreciado San Pancho, al que amaba entrañablemente.
Su hijo, Rodrigo, comparte esos sentimientos hacia su padre y profesor, que en el deporte del fútbol les formó en el compañerismo, la entrega, el sacrificio, la generosidad, la valentía, el pundonor, el autocuidado, la tolerancia, el respeto. Pero, por sobre todo, se sintieron también contagiados por "el amor inconmensurable que tenía por su querido "San Pancho", su colegio".
Coinciden en ese potente legado formativo, los estudiantes sanjavierinos, en general, que recibieron las enseñanzas y ejemplo vocacional de Francisco Vera. Aseguran haberse enriquecido interiormente, con su transmisión de valores como la sencillez, la rectitud, la lealtad y su reconocida autodisciplina. Lo que confirma que no sólo fue un eficiente sembrador de conocimientos, que amplían los horizontes personales, sino también un fino artesano de los principios morales, que hacen buenas personas que contribuyen a una sociedad más sana y noble.
Hoy, como nunca, cuando las comunidades se debilitan en un mundo decadente, horadadas por lacras de corrupción a todo nivel, se necesita con ¡urgencia! una Educación ejercida por docentes de la talla Francisco Vera, que aman apasionadamente lo que hacen y que dan la vida por sus alumnos.