Erwin Schnaidt Ávila
Hace un mes, el diputado Alejandro Bernales participó en una reunión con habitantes de la Villa Marina, en Chinquihue, para conocer sus inquietudes en materia medioambiental, las que representan una amenaza para esos vecinos.
En su recorrido, el legislador llegó al sector de la playa, donde observó con preocupación la presencia de embarcaciones abandonadas, panorama que en nada contribuye a fortalecer las aspiraciones turísticas de Puerto Montt.
Al retirarse, Bernales se quedó con la sensación de haber estado en un cementerio de barcos. "Le pregunté a los vecinos por esta situación y nos decían que hace años que quedaron ahí, desahuciados, sin posibilidad de recuperación", comentó.
Informe de la armada
Por ello es que el parlamentario puertomontino requirió antecedentes oficiales a la Armada, a fin de determinar la cantidad de naves abandonadas en el borde costero del área de Chinquihue.
El resultado de ese catastro permitió establecer la existencia de siete barcos, dos de los cuales están hundidos y "constituyen un agente contaminante del medio ambiente marino", define ese informe.
En el caso de las otras cinco embarcaciones, la Armada determina que son "un obstáculo para el desarrollo de las actividades marítimas en el borde costero y, a la vez, un agente contaminante del medio ambiente marino".
Aunque Bernales consideró alarmante que esos navíos estén generando un daño ambiental, también puso de relieve el perjuicio que están ocasionando a los pobladores, así como la limitante al libre acceso a las playas, que representa su permanencia en el lugar.
Por ello, se muestra sorprendido que no exista control alguno sobre esta desatención. "Cuando hablamos de libre acceso a las playas, por qué hay gente que por años deja una embarcación tirada, sin hacer nada por ella. No me imagino que pueda dejar un auto en la calle, sin que nadie me diga algo para que lo retire, si está en abandono", estableció.
El congresista tiene esperanza en que la autoridad marítima se contactará con los propietarios de esos barcos, para que agilicen su pronto retiro, "no sólo por un tema medioambiental y de respeto a los vecinos, sino que porque el borde costero de Puerto Montt merece estar limpio, en buenas condiciones, para aprovecharlo como un potencial turístico", subrayó.
Sin mariscos, ni playa
Karin Mancilla se dedicaba a la recolección de mariscos desde la orilla de esa playa, oficio que hace tres años debió abandonar, cuando notó que esos productos mostraban señales de contaminación por petróleo.
En la actualidad subsiste por la venta de ropa usada, lo que complementa con ingresos que recibe por realizar labores domésticas. Relata que además se han quedado sin acceso a la playa.
"Si es de todos los chilenos, deberíamos poder usarla, sin restricciones", reclamó la mujer.
En tanto, el diputado Bernales advirtió que seguirá de cerca las acciones que deriven de esta denuncia, hasta comprobar el retiro de esos navíos y que el borde costero de Chinquihue deje de ser el cementerio de barcos.