Autores de "Sentados Frente al Mar" destacan el factor identitario por sobre lo estético
POLÉMICA. Obra fue confeccionada por Robinson Barría, quien dice que no le gustaría que otra persona "se apropie de la idea".
El origen de la escultura que se encuentra en la Costanera de Puerto Montt es la letra de la famosa balada romántica del grupo Los Iracundos, siendo esta una de sus canciones más reconocidas, la cual lleva el nombre de la capital regional.
La obra de 10 metros de altura fue inaugurada el 14 de febrero de 2002. Ello, tras la ardua gestión cultural de Patricia Tricallotis, con el objetivo de plasmar la idea artística de Robinson Barría, su autor.
La escultura de los enamorados, con el pasar de los años, se ha transformado en todo un ícono de la ciudad, incluso en 2016 el sitio web "Sputnik" la catalogó como una de los monumentos mas raros de Sudamérica.
Importancia de la escultura
El proyecto surge de la idea de dos personas naturales, en la que Patricia Tricallotis fue la encargada de hacer la gestión del proyecto, mientras que Robinson Barría materializó la escultura en cuestión.
Dentro de este tema es relevante mencionar que la gestión cultural fue un trabajo inédito para aquel entonces. Así lo rememoró Patricia Tricallotis, quien especificó que poder adjudicarse un espacio público para intervenirlo era difícil y costoso de conseguir. Por lo que tuvo que recurrir a la ayuda y financiamiento de privados.
"Es democrático y válido que se pida la opinión de la gente sobre lo que se necesite en los espacios públicos, pero no se debe desconocer la importancia que tiene la escultura. Entendiendo que lo que más prevalece por sobre lo estético es la identidad de la escultura en Puerto Montt", destacó.
La escultura ha sido un actor que ha participado de las diferentes movilizaciones nacionales. Siendo caracterizado en mas de alguna ocasión con antifaces, lienzos y vestimentas representativas de algún acto o manifestación pública civil.
Respeto por el arte
Por ahora, la problemática se está centrando en un elemento estético.
Robinson Barría, autor de la escultura, expresó a El Llanquihue que no se opone si se llegase a destruir, pero pide que no se desconozca que es un símbolo identitario de la ciudad.
"No tengo temor si se destruye. Lo que sí me da temor es que se tome mi idea y se la apropie otro y surja otra escultura por otra persona y con el mismo nombre. Ya que es mi creación, es mi hijo", dijo