De las ruinas a un progreso imparable
El feroz terremoto de 1960, un 22 de mayo como hoy, destrozó a Puerto Montt, pero no al temple de su gente, que lo reconstruyó.
A 59 años del devastador y terrorífico terremoto, que destruyó todo el territorio chileno entre Talca y Chiloé (más de 400 mil km²), con gran parte de Puerto Montt en el suelo, aquello no es más que historia y una valiosa experiencia, que ha estimulado a la prevención y a mantenerse organizados para enfrentar -siempre listos- cualquier desajuste de la naturaleza, por cruento que sea. Incluyendo sismos devastadores, como aquel del 22 de mayo de 1960, de entre 8 y 11 grados de potencia, calificado como el peor fenómeno telúrico registrado hasta ese entonces en la historia sísmica.
Aquella aciaga tarde puertomontina, con cientos de muertos y unas 25 mil personas que quedaron sin sus viviendas, Angelmó se derrumbó, al igual que las instalaciones portuarias, cuyas grúas cayeron al mar. También, sufrían impresionantes destrozos la Estación ferroviaria, el antiguo malecón y el muelle de pasajeros. Al igual que el Hospital Regional, escuelas, templos, molinos, hoteles, el puente a Chamiza, el pavimento de la Ruta 5 y otros, como el 70 por ciento de las casas de la ciudad que quedaron seriamente dañadas.
Frente a tamaña desgracia, nadie se desmoralizó o amedrentó. Por el contrario, emergió una comunidad local resiliente, que se agigantó en solidaridad y temple de lucha y superación. Con sus Fuerzas Armadas y de Orden, sus Bomberos, su Defensa Civil y Cruz Roja, sus organizaciones vecinales, entre otras entidades, férreamente unidos, fueron levantando a la ciudad desde sus ruinas en largos años de perseverante y duro trabajo. Mientras flameaba una fuerte moral ciudadana, que condujo -años después- hacia la resurrección de Puerto Montt y su consolidación como la capital regional en 1974.
También, fue parte importante y decisiva la ayuda internacional que auxilió a nuestra ciudad derribada por aquellos mortíferos sismos. Por eso, nunca dejaremos de alabar y agradecer el socorro humanitario recibido de Estados Unidos, México y la Alianza para el Progreso. Claves en el resurgimiento posterior puertomontino.