Un inquietante contraste, con todo lo que ha ido progresando -en un admirable gran esfuerzo de superación- en cuanto a habitabilidad, servicios básicos y recursos estratégicos, muestra en la actualidad la promisoria ciudad satélite de Alerce respecto a su desarrollo cultural, que se presenta preocupantemente deficitario y necesitado de un más decidido impulso a todo nivel.
Aunque reconociendo que -culturalmente- se han concretado allí varias iniciativas particulares, es preciso advertir que aquellas originadas del propio gobierno comunal, han presentado inexplicables fragilidades de concreción.
Prueba de ello -en lo que a conservación patrimonial se refiere- es la postergada remodelación de la antigua Estación ferroviaria de Alerce. Todo un hito en la implementación del ferrocarril al sur, a comienzos del siglo pasado, que hoy amerita ser rescatada como preciado testimonio pretérito de ese vital medio de transporte resoplando por estos confines. Una importante tarea patrimonial que cumplir, llegue o no a buen fin la puesta en marcha del tren local o interurbano tantas veces anunciado sin concretarse.
Otro ejemplo sobre el tema en cuestión es la frustrada construcción del Centro Cultural de Alerce, destinado a la realización de diversas expresiones de la cultura artística y literaria, pero cuyos fondos de financiamiento habrían servido para el refuerzo de proyectos distintos.
También es muestra de este debilitamiento cultural alercino -cada vez más preocupante-, la ya demasiado postergada recuperación de la Biblioteca Pública del lugar. Necesidad que se ha venido transformando en todo un clamor de la comunidad alercina. Especialmente, desde el sector escolar, que requiere con urgencia de los servicios que debe entregar un establecimiento como éste, sobre todo en el intercambio de información y conocimientos tan indispensables en la etapa de formación estudiantil.
Así como Alerce, en su momento, ayudó en los apuros demográficos de Puerto Montt, ahora apoyemos el desarrollo cultural que tanto necesita.