Hace unos días nos informamos del alza de tarifas en el servicio de barcazas entre Caleta La Arena y Puelche, con variaciones de entre un 2,6% y un 4,6%, lo que corresponde al reajuste del IPC. Y no sólo eso, a contar del 1 de octubre comenzará a aplicarse una tarifa diferenciada, manteniendo los precios reajustados para los residentes de Cochamó, Provincia de Palena y norte de la Región de Aysén, pero incrementándolos para los visitantes nacionales y extranjeros, en el caso de estos últimos en un 300%. Esta medida no sólo afecta a la gente que vive en condiciones de aislamiento, encareciendo el costo de su vida, sino también perjudica el crecimiento y desarrollo de la actividad turística de la zona, es decir la economía local, de la cual dependen cientos de esforzados emprendedores. Parece sensato mejorar las condiciones de los servicios de traslado, pero es necesario hacer un esfuerzo adicional para supervisar los recursos destinados a estas iniciativas y fijar mejores herramientas para controlar los contratos, de manera de no traspasar siempre los costos a los usuarios. La propia ministra de Transportes, Gloria Hutt, reconoció que la medida no fue consultada con nadie en nuestra región. Una absoluta improvisación y clara bofetada a los habitantes de regiones. Mientras en la capital del país se fijan millonarios aportes al Transantiago, en Los Lagos se disminuyen subsidios en vez de mejorarlos. Por otro lado, ¿dónde está el liderazgo del seremi de la cartera, Nicolás Céspedes, para defender los intereses de la ciudadanía local? Al parecer, existe una desconexión total entre la autoridad regional y la comunidad, sobre todo cuando justamente ésta solicitó todo lo contrario: una disminución del valor de los traslados. Si se busca ahorrar recursos, en ningún caso debe efectuarse en materia de subsidios al transporte público de pasajeros, sobre todo en zonas aisladas, pues éstos van en directo beneficio de quienes más lo necesitan para algo tan vital como trasladarse de un punto a otro. Lo único que conseguiremos con este tipo de medidas es empobrecer aún más a nuestros vecinos y desincentivar las visitas de turistas a un lugar tan hermoso como la Provincia de Palena.

Fidel Espinoza Sandoval.

Diputado de la República. Distrito 25.

El inveterado tema de la basura en Puerto Montt parece no tener fin, no obstante los decididos esfuerzos e importantes inversiones que el municipio concreta, para normalizar y dar más eficiencia al sistema de aseo de la ciudad.

Cuando todo se advertía en buena marcha, tras el cambio de empresa recolectora de desechos domiciliarios, han resurgido los actos vandálicos de los antisociales que queman los contenedores de acopio de desperdicios y que en esta oportunidad destruyeron con fuego una gran tolva, destinada a recoger elementos voluminosos en desuso. El atentado de los delincuentes dejó sin ese indispensable depósito a casi un millar de domicilios establecidos en las inmediaciones de la Ruta a El Tepual, cuyos habitantes no saben qué hacer con los 13 mil kilos de despojos no aglomerados en el inutilizado receptáculo.

Se trata de un daño muy grande a la ciudad de Puerto Montt y sus habitantes. Es un serio perjuicio urbano, que mucho deteriora la imagen turística local y que, sobre todo, incomoda y arriesga la salud de las personas. Además del costo económico -del orden del millón y medio de pesos-, que demanda la reposición de cada uno de estos basureros. Los cuales, periódicamente, -según lo reiterado en Aseo y Ornato municipal-, son quemados por manos criminales en distintos sectores de nuestra comuna. Urge, por tanto, una mayor acuciosidad policial para descubrir y sancionar a estos malhechores, así como -a los vecinos- hacer las denuncias oportunas al 133 cuando se está cometiendo el delito incendiario. Otro factor que influye negativamente en el proceso de limpieza urbano, es el mal uso que hacen de los contenedores y tolvas de aseo, las empresas privadas. Vierten en ellos toda clase de desechos, incluyendo restos de concreto de demoliciones, trozos de hormigón, metales, maderas, basura industrial en general. Lo cual menoscaba ostensiblemente la eficacia de los programas de operaciones de aseo, ya que los depósitos recolectores no están diseñados ni son aptos para acumular residuos de esa envergadura.