A propósito de nuestras negligencias en el cuidado y preservación patrimonial, es oportuno un llamado de atención en torno al resguardo y presentación -que deja mucho que desear- del busto del Capitán de Fragata Buenaventura Martínez Díaz, instalado hace 16 años en la Plaza de Armas, que también lleva su nombre, en mérito del aporte de la Armada a la fundación de Pto. Montt.

No son pocas las misivas y fotos de esa imagen del insigne marino, que han llegado a este matutino, que dan cuenta de airadas quejas puertomontinas por el ruinoso y humillante estado en que se encuentra. Lo que refleja un injustificable descuido hacia los patrimonios históricos locales. Más aún si ese monumento ocupa un lugar en el corazón mismo de Puerto Montt, en recuerdo y honor al protagonismo marinero en los albores de Melipulli.

Cabe recordar, que luego de una intensa campaña ciudadana, en la que participaron varias instituciones públicas y privadas, el 4 de febrero de 2003, el Concejo Municipal acordó restituir a la Plaza el nombre de Buenaventura Martínez, que originalmente le diera a ese lugar el Intendente de Colonización, Vicente Pérez Rosales, por haber sido el ilustre marino cofundador de este puerto. Dicho acuerdo municipal se dio a conocer públicamente por el alcalde de entonces Rabindranath Quinteros Lara, en presencia del Vicepresidente de la República, José Miguel Insulza, al mediodía del 12 de febrero de 2003, durante la ceremonia del Sesquicentenario de Puerto Montt. Más tarde, el 26 de diciembre de ese mismo año, se inauguraba el busto del capitán Martínez.

Sin embargo, posteriormente, aquel acto de justicia, respeto y conservación de nuestro patrimonio histórico, se ha visto mancillado por irreverentes atentados y la injustificable condición de descuido de la efigie del oficial naval. Actitud que hoy urge reivindicar, connotando dignamente ese busto recordatorio -ojalá en una contextura metálica- digna de uno de nuestros ilustres próceres fundacionales, que merece también el reconocimiento de las nuevas generaciones.

Consideramos que el proyecto de modernización tributaria es un gran e importante avance y, entre otros temas, creemos relevante legislar porque hoy la informalidad alcanza al 30% de los ocupados y a un 35% en el Comercio, donde no existe pago de impuesto alguno, con pérdidas anuales de 5 mil millones de dólares. Creemos que la boleta electrónica obligatoria, independientemente que haya que hacer una estimación más precisa de su contribución, es una herramienta que ayudará a reducir los niveles de informalidad, pero por sí sola no combatirá del todo la informalidad. Necesitamos concentrar los esfuerzos en la formalización y en la reducción de la evasión, lo que es especialmente relevante considerando que somos uno de los países con mayor nivel de evasión de IVA de los países de la OCDE.

En segundo lugar está la Cláusula Pyme. La simplificación del sistema tributario ayudará a una menor evasión e incentivará la formalización, lo que nos parece adecuado para avanzar en una nueva regulación de cara a los beneficios tributarios para las pymes, ya que actualmente, el artículo 14 ter es usado por menos del 30% de las empresas de menor tamaño del país. Creemos también que en esta cláusula se debe incluir a todas las empresas que la Ley 20.416 considera como pymes, y que no se debería restringir su aplicación solo a las empresas con ingresos menores a 50.000 UF.

Los impuestos digitales son un tercer punto relevante. Insistimos que las plataformas deben ser gravadas con IVA y no con un impuesto especial con tasa del 10%. Lo que pedimos es mismas reglas para todos los jugadores y que los que vendan los mismos productos o presten los mismos servicios, paguen los mismos impuestos.

Respecto a la defensoría del contribuyente, nos parece crucial la existencia de una contraparte clara, neutra, con el peso que corresponda. Finalmente, pero no menos importante, consideramos que la necesidad de reintegrar el sistema. Esto, con el objetivo de lograr una mayor justicia horizontal, y para que los que ganan lo mismo paguen lo mismo, teniendo de esta manera un sistema más justo para todos los chilenos. Dada lo anterior, la coyuntura actual y las diversas opiniones de distintos expertos provenientes de todos los sectores, es que no nos podemos dar el lujo de rechazar la idea de legislar la Reforma Tributaria. El proyecto podrá ser perfectible, por ende, se podrá discutir y llegar a un acuerdo, pero no dar el paso a esa discusión sería un error mayor. Por esto hacemos un llamado a todos los legisladores a no cerrarse a un debate necesario, ya que, si bien como todo proyecto puede ser perfectible, esta iniciativa avanza en materias que no podemos seguir postergando.

Carlos Stange Bravo, presidente de la Cámara de Comercio, Puerto Montt.