Eso es lo que tanto necesita Puerto Montt: convertirse en una ciudad "más humana, amigable, grata, cordial y optimista" y así dejar de ser un puerto anodino, desordenado, hosco, incómodo, poco amable. El plan gubernamental Ciudades más Humanas -apoyado en una inversión de $71 mil millones- , en el marco de un lustro-, permitirá a las principales urbes regionales Puerto Montt, Osorno y Castro, afianzar su desarrollo, superando sus carencias, modernizándose y transformándose en verdaderos núcleos representativos del enorme potencial turístico reinante en una de las zonas más bellas del país y el continente.
Siempre se ha criticado el crecimiento inarmónico y descoordinado de nuestra capital regional. Donde prevalecen los contrastes, planes que se arrastran por años, obras improvisadas que después hay que rehacer, planificaciones incompletas que posteriormente exigen correcciones, etcétera. Toda esa incompetencia tendrá que ser cosa del pasado con los renovados ímpetus progresistas que vienen. Y que se enfocan en el contexto marítimo-costero de Puerto Montt, su infraestructura vial y de conectividad, su habitabilidad , recreación y convivencia, la protección y promoción patrimonial, entre otros imperativos por una existencia más feliz.
Soñados adelantos -claves en el buen funcionamiento urbano-, como el de una eficiente evacuación de las aguas lluvia, que de una vez por todas termine con las eternas inundaciones, trae consigo el ahora anhelado plan de las "ciudades más humanas". Así confirmado por el propio intendente, Harry Jürgensen, quien destaca que un plan maestro actualizará ese equipamiento, para acabar con los anegamientos y la contaminación de las aguas. Mientras que otra aspiración emblemática local, como es la optimización de la conectividad con el aeropuerto El Tepual, figura asimismo entre las prioridades del trascendental programa.
Puerto Montt merece ser una ciudad más humana y amigable. Tiene el espíritu, pero no los recursos, que -ahora- por fin llegarán.