El aprendizaje escolar pone al niño frente a una serie de nuevas exigencias y obligaciones que se añaden a la familia, pues se le obliga a incorporarse a un ambiente desconocido, dentro de un grupo social diferente, lo que supone una serie de desafíos y oportunidades. Los niños esperan con ansiedad el comienzo de la escuela, porque lo viven como una prueba a su crecimiento y como una oportunidad para tener nuevas experiencias. Cada día, él debe valerse por sí mismo en un nuevo medio dirigido por adultos y rodeado de muchos niños iguales pero desconocidos para él. El colegio cumple un papel importante en el desarrollo emocional, social e intelectual. Si bien es cierto, que hoy las cosas han cambiado en el sentido que previo a la etapa escolar, está el periodo preescolar, que de alguna manera prepara más al niño para este nuevo desafío que es el colegio, no por ello deja de ser un cambio importante en la vida de él. El ambiente preescolar es mucho más protegido que el escolar. Desde el primer día se le exigen otros comportamientos y conductas. Esto trae consigo miedos e inseguridades. Para los padres también es un evento que les produce ansiedad, angustia y temor ¿cómo se sentirá mi niño en el colegio? ¿Llorará? ¿Compartirá con sus compañeros? Los niños se dan cuenta de las expectativas y miedos de los adultos en relación al ingreso a la escuela o por el contrario, el optimismo y la confianza que se les demuestra. Es responsabilidad de los padres y educadores el proporcionar un ambiente adecuado para que el niño viva la transición como algo amigable y seguro. Es un acontecimiento que marca una etapa para el niño y también un ajuste para toda la familia. Se hace necesario cambiar los horarios, organizar sistemas de estudios y sobre todo aceptar que él va necesitando gradualmente mayor independencia y autonomía para desarrollar nuevos intereses, actividades y obligaciones fuera de casa.

El niño inicia un proceso de búsqueda de una identidad que va más allá del hogar. Hasta este momento los padres o adultos que están a su cuidado son el único pilar en su desarrollo en el aspecto físico, espiritual y emocional.

Magdalena Bravo Lira.

Terapeuta Familiar. Cenfa.

En el engranaje social cotidiano, donde la familia es el núcleo vital de las comunidades y su desarrollo existencial, la mujer cumple un rol clave -dosificador, puntal y de armonía- en esos destinos de superación humana. Noble e insustituible misión femenina, que hoy -en el Día Internacional de la Mujer- reconocemos con especial emoción, destacando, sobre todo, su responsabilidad en el cumplimiento de sus deberes.

Esta significativa fecha es también propicia oportunidad para pedir a la sociedad y sus autoridades, un trato más deferente, cuidadoso, protector y benéfico para las mujeres. Sobre todo en estos inestables tiempos de tribulaciones y decadencia moral, donde la repudiable violencia agresiva del hombre suele ser despiadada con ellas, como así lo refleja el incremento de los femicidios habidos en el último tiempo en la zona y el país. Grave situación, que es imperioso y prioritario frenar y extirpar de raíz, comenzando por hacer más drásticos los castigos, y mayormente rigurosas las medidas cautelares y la vigilancia de cumplimiento.

La mujer merece un digno lugar influyente en la marcha del progreso nacional, consolidado por políticas públicas que aseguren esa relevancia, a través de su más plena y equitativa integración al mundo del trabajo. Donde sus capacidades, talentos, valeroso espíritu y laboriosidad, sean valorizados como corresponde en una sociedad moderna, integradora y futurista.

No podemos dejar de destacar la abnegada generosidad de la mujer, que es capaz de llegar hasta los más increíbles actos heroicos, cuando se trata de ayudar al que sufre, tenga o no vinculación con ella. Lo que, además, se puede apreciar en sus tareas en instituciones humanitarias, incluyendo congregaciones religiosas. Donde se ocupan de prodigar cariño y socorro a gente en desamparo y enfermedad, a niños y ancianos desvalidos.

"La mujer es la que da armonía y sentido al mundo", ha dicho el Papa Francisco. Compartiendo ese sentir, nuestros reverentes respetos en su Día.