Qué lamentable todo lo que pasa en torno al tren. No hay seriedad, franqueza, resolución. Todo es nebuloso, impreciso, inseguro… Estudios y más estudios… Un eterno ¿resultará?, frente a los proyectos y aspiraciones que los liderazgos locales, apoyados por la comunidad, van presentando -ilusionados- a los gobiernos de turno y, lamentablemente, con un siempre tibio y amorfo respaldo parlamentario. Pasan y pasan los años. Y el resultado sigue siendo: cero.
Ahora, la Empresa de Ferrocarriles del Estado -EFE- quiere vender los terrenos aledaños a la Estación local en La Paloma y años antes también intentó deshacerse de ese mismo terminal, destinándolo a otros objetivos. Excusas más, excusas menos, lo concreto es que el ferrocarril no llega a Puerto Montt y ni siquiera revive intercomunalmente, para auxiliar en el descongestionamiento de nuestra avasallada conectividad, según los propósitos del alcalde Gervoy Paredes, quien recibió las novedades de EFE como "una mala señal", pero reafirmando, convencido, que "seguiremos peleando por el tren".
¿Valdrá la pena continuar la desgastadora batalla por el tren, frente a esta densa neblina que siempre rodea a los planes ferroviarios locales?
Si es cosa de decir -con claridad y firmeza- si el proyecto tren es viable o no. Porque tiempo ha habido de sobra para estudiarlo y sacar las conclusiones reales y definitivas. Pero, díganlo, sin ambigüedades. Se debe hacer o no. Y por qué. No sigan creando falsas expectativas ni desgastando las buenas intenciones y esperanzas de la gente del sur.
Recuerden que hubo más de 40 mil puertomontinos que, hace un par de lustros, firmaron el petitorio de la reposición del ferrocarril Santiago-Puerto Montt, que les presentó el Centro para el Progreso, encabezado por ese recordado luchador por la causa que fue el fallecido Tótila Lintz. Los mismos que han llegado hasta el Parlamento, para exponer, con fervor, los argumentos que justifican la reposición del tren al sur.
Pero, por favor, no dilatemos más el asunto.