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Prácticas offline

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Paula López Boetsch.

Coordinadora de Proyectos. ONG Canales.

Podríamos decir que, por "experiencia propia", sabemos que la práctica profesional es mucho más que un momento donde aplicamos los conocimientos adquiridos en el colegio, institutos o universidades, sino que es un espacio que nos permite experimentar, aprender y, por sobretodo, entender lo que es el trabajo y las responsabilidades. La práctica es un momento que demarca profundamente las decisiones futuras de los estudiantes. Es uno de esos momentos en la vida en que dejas de pensar en el futuro para estar de lleno en el presente, y entregarnos al descubrimiento y aprendizaje. Tiene un valor emocional importante y, como reafirma la neurociencia, "sin emoción no hay aprendizaje". La interacción entre adultos con jóvenes y adolescentes siempre ha sido compleja. Más aún cuando en esta interacción interviene un tercero, que es la construcción de identidad online que nuestros jóvenes están viviendo. Según el psicólogo estadounidense, Carl Pickhardt, en el "yo ne" hay más libertad, hay una oportunidad sin precedentes para reinventarse y redefinirse. La vida ne puede ser estimulante y emocionante, una invitación abierta las 24 horas para divertirse y escapar, donde la vida offline pasa a ser absolutamente aburrida. Nuestros adolescentes y jóvenes viven, crecen y se desarrollan con modos y comportamientos muy diferentes al de los adultos. Están en un proceso interno complejo, donde además se le suman situaciones nuevas y difíciles como las prácticas profesionales, donde interactúan en un ambiente desconocido con adultos que no son sus profesores, padres, abuelos o tíos. Es importante que quienes reciben a los estudiantes en práctica tengan habilidades y competencias socio-relacionales y técnicas pedagógicas pertinentes, para transformar este proceso en una experiencia placentera tanto para el estudiante como para el encargado de práctica y, por qué no, para la empresa o institución. Una de las tareas de ONG Canales es habilitar espacios de prácticas amigables donde exista un real traspaso de información y experiencia entre los jóvenes y las empresas, a través de diferentes instancias, entre ellas el curso "Maestro Guía", donde le entregamos a las empresas distintas habilidades para desempeñar su rol de formador de los alumnos en prácticas y nuevo trabajadores de la empresa.

Tomás Cortese.

Director Ejecutivo Fundación Plades


Cuenca, convergencia


y colaboración

Habitamos una importante cuenca hidrográfica. Más allá de distinciones territoriales y/o administrativas, las cuencas presentan divisiones funcionales coherentes, que hacen sentido desde muchos puntos de vista tanto técnicos como medioambientales, económicos y culturales. Hace muchos años el lago Llanquihue cumplió un rol estratégico en la colonización al actuar como "hub" natural para el embarque y transporte de bienes y personas. Hoy cumple un papel central en las aspiraciones de promover este como un destino turístico de excelencia. En los últimos años hemos visto (y celebrado!) cómo se organizan esfuerzos en torno al lago. El 2013 se formó una asociación de municipios del lago Llanquihue, la que aún tiene grandes desafíos de coordinación por delante. En tanto vemos el surgimiento de Iniciativas como la "Zona de Interés Turístico del Llanquihue" (ZOIT), en la que diversos actores del territorio han acordado trabajar en conjunto para impulsar y proteger la actividad turística sustentable en la zona. Estos esfuerzos contrastan con la necesidad urgente de resolver problemas de saneamiento de aguas servidas y el imperativo de organismos públicos por extender una planeación integral del territorio que comprenda la actividad agrícola, responsable relevante de la contaminación de cursos de agua y por ende del lago. En otro plano vemos la concreción de dos obras públicas de envergadura, los recién inaugurados bordes costeros de Los Bajos (en Frutillar) y Llanquihue, proyectos que combinados suman más de 5 mil millones de pesos en inversión y forman parte de un ambicioso plan de infraestructura lacustre impulsado por el MOP, sin duda un notable trabajo coordinado y de largo aliento, transversal a administraciones nacionales y locales. Nuestro lago es un ecosistema particular en el que sus aguas no se explican por un gran afluente sino por el aporte combinado de muchos cursos hídricos pequeños combinados, los que inevitablemente reflejan en sus niveles de polución lo mejor y peor del territorio, ciudades y comunidades circundantes. Habitamos un lago con una impronta colaborativa por excelencia, donde tanto su existencia como su preservación depende de muchos. Nuestra cuenca permite una metáfora literal de colaboración que nos invita trabajar con una mirada integral y sistémica.