El drama de muchos venezolanos que viven dramática separación familiar
CONTACTO. Pese a dificultades de cobertura se las arreglan para contactarse por redes sociales.
"Para saber si estamos bien o no, nos comunicamos a través de WhatsApp, por texto o audio, porque está difícil la cobertura allá y muchas veces no hay señal", describe Nathaly Fajardo la forma de mantener el contacto con parte de su familia que quedó en Venezuela viviendo las dificultades en dicha nación.
Es el reflejo de la dramática situación que viven los inmigrantes venezolanos en Puerto Montt, que tuvieron que dejar hogar y seres queridos, en búsqueda de una mejor calidad de vida en medio del contexto inhumano por el que está atravesando su país de origen.
"La situación en Venezuela está terrible. El sueldo no te alcanza para nada. Escasamente podrás comprar una sola cosa al mes", detalla Fajardo que en su país era gerente de un club privado y acá trabaja como asesora de hogar puertas afuera.
Ella, dejando atrás hijos, hermanas y sobrinos, tuvo que viajar de emergencia a Chile en agosto de este año para acompañar a una de sus hijas que es sorda junto a su niño de 3 años, que arribaron meses antes al país, pero que lamentablemente perdieron todos sus documentos en Santiago.
"Llegué para ayudarlos, porque además mi yerno que recibió a mi hija y nieto en Puerto Montt, también es sordo. Es muy difícil para ellos comunicarse y a esto se suma que perdieron sus papeles y están viendo de qué forma poder obtenerlos y quien nos puede ayudar", explica la abnegada madre proveniente de Maracaibo.
Comenta que actualmente viven en una pequeña pieza en el sector de Mirasol, gracias al trabajo de ella y del yerno que se desempeña como ayudante de cocina en un restaurante local. "El ingreso que obtenemos nos sirve a nosotros pero también enviamos dinero a nuestra familia para que puedan sobrevivir", enfatiza Fajardo.
Experiencia difícil
Otro caso es el de Humberto de Gregorio que llegó hace 4 meses de Los Valles del Tuy, ubicado a una hora de Caracas, lugar donde quedó su pareja, mamá y hermano menor de 5 años. "Esta separación ha sido compleja porque había una relación muy cercana con ellos y uno trata de compartir lo más posible porque sabe que se va a ir", expresa emocionado el joven de 23 años que trabajaba en la Aduana de su país y tuvo que renunciar para ayudar a su familia.
Destaca que "ni siquiera estando en Venezuela me había separado tanto y viajado solo a un sitio, porque siempre salíamos en familia. Teníamos la rutina de ir a la playa o al cine los fines de semana".
El joven que ingresó al país con Visa de Responsabilidad Democrática y vive actualmente en calle Crucero de Puerto Montt, se desempeña como bartender en Puerto Varas. "Trabajo una semana en el día y la siguiente de noche, mis turnos son extensos y eso hace que tenga poca comunicación con mi familia. Hace dos semanas que no he podido hablar con ellos y generalmente es a través de llamadas o videollamadas por WhatsApp", relata de Gregorio.
Vendió su casa
Una difícil realidad también vive Carmen Torres que tiene a su mamá, esposo, hermanos y sobrinos en Maracay. "Llegué el 5 de febrero a Puerto Montt. Para poder comprar los pasajes tuve que vender mi casa. La situación de inseguridad es muy grande allá, hay inconvenientes para todo y además tenía que hacerme un examen médico y no había material de apoyo", explica la mujer que fue acogida por una familia evangélica que pertenece a una iglesia donde ella asiste.
"Ellos me propusieron trabajar puertas adentro, donde me dan comida, techo y un sueldo. Mi esposo está viendo como llegar a Chile porque el mismo día en que me vine se le murió un tío de un infarto y a su mamá le dio un derrame cerebral, por tanto, él se tuvo que quedar para cuidarla, pero ya falleció hace tres meses", describe Torres que antes era asesora de ventas para una mueblería de productos importados.
"Siempre trato de estar en contacto con mi familia, sobre todo con mi mamá que tiene casi 80 años y que necesita medicina para poder vivir. Me han contado que llevan dos meses que no consiguen carne ni pollo porque no hay donde", expresa apenada Torres.
Familia separada
Rolando Gechele también está pasando, hace un par de semana, por una situación compleja con su esposa y tres hijos, porque la familia proveniente del Estado Trujillo, fue separada en el aeropuerto cuando pretendían ingresar al país. "Mi esposa e hijo de 2 años no los dejaron entrar porque él no tiene pasaporte. Ahora están en Bogotá donde una familia los acogió", explica Gechele preocupado, pese a que mantiene el contacto con ellos para saber el desenlace.
El joven que llegó hace 4 meses a Chile y que era Ingeniero en Petróleo en Venezuela, ahora trabaja como operario en una salmonera para subsistir y comprar los pasajes de su familia.