Secciones

"Somos como adolescentes: en algunas cosas muy desarrollados y para otras no"

E-mail Compartir

Mirta Vega

Patricia Soto fue la conferencista top del seminario "Turismo de aventura, trabajo en equipo", que dio inicio al curso de formación de monitores "No Deje Rastro", organizado por Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) y Santo Tomás.

Una mujer que conquistó el mundo al ser la primera mujer chilena y sudamericana que logró la cima del Everest, el 23 de mayo de 2001, y que recorrió el mundo aprendiendo y enseñando. Este año fue elegida como una de las seis mujeres que han dejado huella, en el marco de una campaña a nivel nacional. Si fuera una mujer dedicada 100% al deporte, sería una historia razonable siguiendo parámetros vocacionales - diría uno -, sin embargo, lo anecdótico es que Patricia Soto es asistente social.

Además es guía de montaña, con diplomado en coaching y también en ciencias políticas.

-Los títulos que has obtenido son parte de un negocio, de una profesión. ¿Cómo partió todo?

-De una pasión, es parte de la familia, parte en la casa con nuestros padres y en cómo nos crían. Una vez mi papá me llamó la atención. Le recordé que él me había metido en esto. Ahí partió todo.

- ¿Era andinista también?

-No, pero le gustaban mucho las actividades al aire libre, era un deber acampar en los lagos de esta región. En esa época éramos muy pocos los chilenos que hacíamos esas actividades. Tengo fotos de los campamentos cuando yo era una bebé, de niña, ahí comienza lo que hago hoy profesionalmente. Luego ingresé a la universidad y quería tomar algo deportivo, que era gimnasia aeróbica. No había vacantes y una compañera me habló de montañismo y lo tomamos. Estudiaba trabajo social y en segundo semestre de la carrera entré a montañismo.

-¿Alcanzaste a ejercer como asistente social?

-Sí, en la Municipalidad del Bosque, en la Región Metropolitana. Alcancé a ejercer y paralelamente subía a las montañas, porque me gustaba el deporte. Ahí descubrí que me gustaba mucho, más que lo otro y decidí ingresar a estudiar para guía de montaña en la escuela de montaña, de la Federación de Andinismo de Santiago y paralelamente un magister en Ciencias Políticas, que terminé en 1996.

-¿Hay alguna relación entre ambas carreras?

-Ahora trabajo en una escuela de educación al aire libre, donde vemos lo que es liderazgo y trabajo en equipo. Una de las bases está en Coyhaique, donde paso la mayor parte del tiempo. Ahí puedo conjugar todo, porque trabajo con gente de distintos países está todo el tema cultural y de medio ambiente. El año pasado terminé un diplomado de coaching, para tener herramientas para guiar a mis alumnos ante sus requerimientos.

-¿Qué edad tenías cuando conquistaste la cima del Everest?

-30 años.

-¿Estabas casada?

-Sí, mi ex esposo era andinista también. Podría haber ido con nosotros, pero necesitamos conseguir financiamiento para la expedición. En ese tiempo había muy pocas mujeres montañista y había una expedición chilena que trataba de ir a Himalaya, pero no había mujeres. Entonces una guía de montaña nos entusiasmó y comenzamos a conseguir financiamiento, y cuando nos dijeron que la única manera de salir adelante era concentrarse en mujeres, que era lo novedoso. Y así fue que me preparé para ir.

-Cuando hablas de pasión por la montaña, uno ve riesgos, ¿cómo fue esa experiencia y desafío?

-Existe manejo de riesgos y para eso nos capacitamos, es lo que se enseña hoy. La gente está comenzando a prestar más atención, recién está con el tema del clima y nosotros hace rato lo trabajamos. Vamos descubriendo la fauna, que dice mucho. Eso te va ayudando y sintiéndote más cómoda, más tranquilos con los cursos de primeros auxilios, que son clave para quienes hacen actividades al aire libre.

- ¿Tienes hijos?

-No

-¿Eso ayuda mucho no? Hay más entrega…

-Manejo de riesgo, pero hay un punto en que hay que jugársela. Sí ayuda, pero yo voy a la montaña con los hijos de muchos padres, es una gran responsabilidad. Yo he perdido grandes amigos en la montaña y he visto el dolor de los padres.

-¿Eso no hace volverte atrás?

-No, me hace ser más precavida y voy a hacer todo lo posible para evitar el dolor de mis padres de partir antes. Haré todo lo que pueda hacer para controlar, para hacer lo que pueda para evitarlo. Por eso me preparo, me capacito.

-El Everest es la montaña más alta del planeta y tú la superaste. ¿Esa experiencia la puedes extrapolar a otros ámbitos de la vida?

-Creo que sí, por eso trabajo en educación de la naturaleza, la montaña, medio ambiente -que tiene su desafíos-, muchas veces uno está atrapado no puede cruzar el río, está la paciencia, el control, hay cosas que están más allá de uno y enseña a buscar otras herramientas. El trabajo en equipo es clave. La montaña te conecta de una manera increíble, por eso es que estoy tan preocupada del medio ambiente. Siento que he conocido y aprendido tanto que tengo que devolver la mano.

-¿Qué es lo que te preocupa? ¿De cómo somos responsables del daño que estamos ocasionando?

-Sí, por ejemplo, el tema del turismo tengo una visión encontrada, porque cada vez va llegando más gente a las hermosas reservas, a los parques y con su llegada, llega la basura. En la montaña se la tienen que llevar y no todos estamos conscientes. Bueno, en eso estamos y por eso acepté la invitación, porque creo que tenemos que unirnos para ir a proteger esto tan hermoso que tenemos.

-Cómo se ve Chile en ese contexto del cuidado, la preservación del medio ambiente

-Somos como adolescentes: en algunas cosas muy desarrollados y para otras no. Muy avanzados para otros países pero también muy atrasados. Estamos en eso, capacitando a las personas. Que se lleven la basura.

-¿Qué significa para ti la nominación como una de las "Seis mujeres que dejan huella"?

-Este año buscaron mujeres que fueran primera en liderar las actividades que están desarrollando y en mi caso las deportistas, por el programa "No dejar rastro (NDR)", sin dejar huella, pero eso es irreal porque siempre uno va a dejar huella.

" ""

"Cada vez va llegando más gente a las hermosas reservas, a los parques y con su llegada, llega la basura. En la montaña se la tienen que llevar y no todos estamos conscientes". El trabajo en equipo es clave. La montaña te conecta de una manera increíble, por eso es que estoy tan preocupada del medio ambiente"."