Bajo el gran anhelo de siempre, de rescatar la memoria, obra y vida del Padre José Fernández -levantando un centro cultural y museo en la parte alta de la ciudad- , la Agrupación Católica Amigos del recordado sacerdote y la Parroquia Cristo Salvador, han dispuesto celebrar el aniversario de la consagración del templo parroquial, acaecido el 12 de octubre de 1980, por Decreto Canónico, condición única a nivel regional; incluyéndose la conmemoración de la bendición de la primera piedra del recinto en la misma fecha, pero de 1962. El especial festejo se realizará al mediodía de este domingo 14 en la referida parroquia en la población ex Techo para Todos, en el alto de Puerto Montt.

Es de oportunidad, consignar que la comunidad del sector ex Techo para Todos, guarda la más profunda gratitud y reconocimiento hacia el sacerdote José Fernández, quien fuera por muchos años no sólo un ejemplar guía espiritual, sino también un gran motor de progreso y dignidad de vida para todos los pobladores, en su mayoría de modesta condición y damnificados del terremoto de 1960. Él, con la humildad y dinamismo laborioso que le caracterizaba, les impulsó a la superación con esfuerzo y perseverancia. Fue el precursor y mentor de muchas ideas y obras, que fueron feliz realidad y un increíble desarrollo poblacional. Todo un impresionante modelo que imitar a todo nivel.

En honor a ese aporte extraordinario -en lo moral y material- , del Padre Pepe (como lo llaman con cariño), es que hoy la noble agrupación y población que portan su nombre se empeñan, tras varios años, en recuperar y perpetuar la memoria, obra y vida de este santo religioso fallecido en España en 2000, a donde regresó por enfermedad. La campaña se concentra en la gestión de lograr un espacio e inmueble, en el mismo sector, donde erigir un gran centro cultural y museo en memoria de este sacerdote excepcional, de virtudes dignas de emular.

Impulsores de la obra confían en la ayuda de las autoridades y comunidad, conscientes de que será un gran aporte histórico-cultural para Pto. Montt.

El pasado 3 de agosto se publicó la ley 21.100, que prohíbe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional. Ésta, al igual que otras iniciativas para reducir los impactos del derroche de recursos y de residuos mal manejados, son avances importantes - pero no suficientes - en el desafío de instalar una cultura de responsabilidad individual y colectiva de cuidado ambiental. Pero para cambiar culturas, se necesita mucho más que promulgar leyes. En especial, se necesita educación, comprensión del problema, sociabilización de los impactos que producen los plásticos, especialmente los de un solo uso, y tomar medidas concretas para reducir su consumo. En este sentido, la Universidad Austral de Chile ha asumido desde hace casi 20 años el desafío de incorporar en la formación de su comunidad la comprensión y sensibilidad ante el problema; además de implementar acciones concretas para promover un cambio cultural en la gestión de residuos, instalando los conceptos de reducción, reutilización y reciclaje. Una muestra del impacto que esto puede causar es la reciente inauguración de ECOGRANEL, que nace por la inquietud de estudiantes preocupados por el exceso de plásticos en la venta de alimentos, y que con el apoyo institucional logran instalar un proyecto comercial eco-amigable en el Campus Isla Teja. Por otra parte, se está impulsando la eliminación de envases de plumavit y plásticos de uso superfluo en alimentación y los laboratorios están pidiendo a sus proveedores disminuir embalajes.

Ojalá que con la prohibición de las bolsas plásticas en el comercio no suceda que la poca educación y sensibilización dejen la discusión en la pequeña mirada de que "nos quedaremos sin bolsas para botar la basura" o "igual todo está sobre embalado en plástico". Ampliemos la mirada y seamos generosos para contribuir a la discusión de como innovar, fabricar productos biodegradables y por, sobre todo, detener la cultura del derroche, aprendiendo a ser productores y compradores inteligentes y conscientes, ya que una parte importante de los plásticos que hoy ponen en riesgo la supervivencia de los océanos, es desechable e innecesario.

Prof. María Ema Hermosilla, jefa de la Unidad de Gestión Ambiental, Universidad Austral de Chile.