La victoria que obtuvo Chile La Corte Internacional de Justicia, determinó que nuestro país no tiene la obligación de negociar una salida soberana de Bolivia al Océano Pacifico. El tribunal desestimó cada uno de los ocho argumentos de la contraparte, dando cuenta que Chile no ha incumplido los acuerdos que ha sostenido. Sin embargo, vemos como una señal que su Presidente, Evo Morales, estudie no acatar la resolución de La Haya.

Me parece insólito, y de un poco respeto al derecho internacional, las críticas emitidas por el mandatario tanto hacia la Corte como hacia Chile. Más aún, cuando fue él quien determinó llegar hasta La Haya para resolver esta demanda. Un trabajo serio, que duró 5 años y en que dejó en evidencia la solidez de los argumentos presentados por los abogados y los agentes nacionales en el tribunal. Considero que Morales, simplemente, está desesperado, ya que este dictamen trunca sus aspiraciones de ser reelecto. A diferencia de ellos, nuestro país hizo un trabajo serio en esta causa. Hubo espíritu colaborativo de todos, que fue irrestricto, independientemente del color político que esté gobernando, lo que concluyó con el fortalecimiento de nuestra política exterior.

Aquí, el gran derrotado no fue Bolivia, sino su presidente Evo Morales, quien ha usado de forma maliciosa este tema, como una especie de botín político, para perpetuarse en el poder, y que ha significado el cese de las conversaciones que ambos países han tenido históricamente, en la búsqueda de mejores condiciones para mitigar los efectos que la mediterraneidad del país altiplánico pudiese generar en su economía.

Podemos decir con claridad que Evo Morales le ha hecho un daño a su propio país, engañándolo y generando falsas expectativas, al absurdo que incluso planteo el "recuperar" Antofagasta.

Esperamos que el país vecino respete el categórico fallo, y que su próximo líder tenga la capacidad de abrirse al dialogo de cara a buscar soluciones, pero siempre dejando en claro que la soberanía no es negociable.

Iván Moreira Barros.

Senador (UDI) de la República. Región de Los Lagos.

Los niños, niñas y adolescentes en situación de angustiante sobrevivencia en las calles de las ciudades de nuestra región, deben ser siempre la principal prioridad en el accionar gubernamental por el desarrollo regional. Comenzando por dedicarles el apoyo que requieren, para salir de esa condición de abandono y postración, que no los lleva a parte alguna que no sea contagiarse con las lacras del alcohol, la droga y la delincuencia.

Tras ese urgente rescate de la niñez desamparada de aquel flagelo, expuesta a caer en las garras antisociales, se acaba de organizar una mesa de trabajo regional, integrada por las secretarías regionales ministeriales de Desarrollo Social, de Justicia, Salud, Educación, Sename, Carabineros, Hogar de Cristo, América Solidaria e Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Su primer objetivo será coordinar un estudio para establecer la magnitud de la población infanto-adolescente que se encuentra en situación de calle en la Región de Los Lagos. Catastro que será determinante para conocer a fondo esta realidad, verificar su dimensión, cuantificar e identificar a los afectados; y así -con eficiencia y conocimiento de causa- administrar con prontitud las soluciones necesarias que permitan recuperarse a una vida digna a esos menores en subsistencia vagabunda y sin destino.

La señalada estadística reemplazará a la que se realizó en 2011, y que ya está desfasada y superada por el tiempo. Hoy la realidad es otra y más preocupante, en cuanto a la vida de calle infantil en nuestra región. Niños a los que habrá que socorrer, acoger y rehabilitar, para que cumplan sus actividades escolares, bajo un techo seguro y en un ambiente de afecto y de interés por ellos.

De esta manera, y con este impulso regional, se va potenciando y consolidando una sólida política nacional, para que en Chile no exista ningún niño en condiciones de desvalimiento callejero. Que es la mejor demostración de desarrollo humano. Especialmente, desde las trincheras del combate de la pobreza y la delincuencia, que son los primeros escollos para liberarse del subdesarrollo.