Humedal Lepihue
Cuando escucho hablar a las autoridades locales donde mencionan en sus respectivos discursos: "Vamos a declarar el humedal de Lepihue Santuario de la Naturaleza", mi pregunta es: ¿Se han tomado la molestia de consultar dicha propuesta a toda la gente de los sectores involucrados? ¿Si esto es lo que realmente queremos? ¿Y en qué nos afectaría a quienes vivimos y trabajamos con el humedal?
Creo que estas autoridades no saben realmente que antes del terremoto del año 1960, este humedal no era un humedal precisamente. En el humedal en el que se ha convertido ahora, antes de 1960 vivía gente del mismo sector, donde tenían la construcción de sus casas y eran terrenos propios, como canchas de fútbol, de carreras, etc., y esta gente aún vive en el sector. Este terremoto, con posterior tsunami, sin duda, les arrebató las casas y todo lo que en ese entonces allí existía. Posterior a esto, se convirtió en un lugar de uso común para la crianza de animales y aves domésticas. Un lugar donde siempre han convivido los animales, aves, etc., considerando que los suelos después de esa época no eran 100% fértiles para el cultivo de las hortalizas y otros.
Además de esto, debemos considerar que por años los recolectores de orilla y la gente de mar ha convivido con los botes a remo y a motor en las distintas faenas, como la extracción de choritos, pesca, recolección de algas y hoy deciden nombrarlo "Santuario de la Naturaleza". Este humedal, con el correr del tiempo, se ha visto expuesto a constantes y considerables cambios; es decir, se está secando, al igual que probablemente otros humedales y este es un proceso natural que no se puede cambiar ni controlar ni menos revertir. Hace 10 años, al caminar y pisar sobre ese humedal, se podía distinguir la consistencia de su humedad y hoy en día se camina sin problemas, ya que se cerraron las zanjas y se convirtió en una hermosa pradera y en 20 años más probablemente volverá ser lo que era antes del año 60 por un proceso de regeneración natural de la tierra. Les aseguro que en unos años más, eso ya no será un humedal y eso es lo que quiere y sabe el gobierno para estratégicamente adueñarse de lo que le pertenece a la gente y vecinos de Lepihue-Ribera Norte.
Queremos recuperar nuestras tierras, seguir criando nuestros animales libremente. Esto nos pertenece. Además, las aves siempre han convivido antes y después del terremoto.
Les falta investigar y dejar de lado los caprichos a las autoridades de Maullín, por lo que les hago un llamado a ver las cosas en terreno y a investigar. Yo sólo desde un escritorio, sino que vean la realidad de la gente. Los llamo a reunirse con los vecinos de Lepihue y Ribera Norte. Solicitamos reuniones con las autoridades y las personas claves que están tomando estas decisiones. No queremos votaciones en Pto. Montt ni que otros voten sin saber, ni queremos que estas decisiones sean tomadas sin el consentimiento de la gente de Lepihue, La pasada, Lolcura y Coyam. Por respeto a la gente, tiene que ser una decisión con las opiniones de ambas partes. No estamos en contra del cuidado de las aves ni del progreso turístico y menos tiene que ver con la conservación y protección del Río Maullín. Al contrario, estaremos siempre en contra de toda causa y empresa que tenga que ver con algún acto de contaminación e intervención sobre el Río Maullín. Les propongo recuperar el camino que está en este humedal que conectaba Lepihue - Lolcura, reconstruir los puentes y hacer del sector una nueva ruta de turismo. Como comunidad, necesitamos seguir utilizando el Humedal de Lepihue de la misma forma que antes. No queremos que el Estado nos lo arrebate, disfrazándolo con la hermosa frase: Santuario de la Naturaleza.
RODRIGO GONZÁLEZ S. Lepihue.
Corte Suprema y humedales
La protección integral de nuestros ecosistemas urbanos es de especial importancia para asegurar la calidad de vida de las comunidades. El fallo de la Corte Suprema, que ordena una serie de medidas en pos de la protección del humedal Llantén en Puerto Montt, pone en relevancia un tema que pareciera poner en oposición el desarrollo y el resguardo de la vida silvestre. Sin embargo, es posible aunar ambos lineamientos a través del desarrollo sostenible de nuestras ciudades, apoyado por ejemplo en ordenanzas municipales o Planes Reguladores atingentes a las necesidades de la comunidad. El impacto que podemos generar como comunidad a un ecosistema frágil, como son los humedales urbanos, es innegable. Desde la Universidad de Santiago de Chile, a través de CEUS Llanquihue y en asociación con la Junta de Vecinos Villa Palena y la Ilustre Municipalidad de Llanquihue, estamos ejecutando el proyecto "BIOislas depurativas en Laboratorio a Cielo Abierto en el Humedal El Loto", apoyados por CORFO y GORE Los Lagos. El equipo de esta iniciativa, a través de la investigación pertinente, ha evidenciado factores como la tenencia irresponsable de mascotas, residuos domiciliarios y cambios en el flujo hídrico que atentan contra la salud del humedal en estudio. Sin embargo, la asociación de nuestra universidad con una comunidad empoderada, que comprende los beneficios de los ecosistemas urbanos, ha sido vital para resguardar la vida silvestre de la zona.
ATRID SEPERIZA W. Directora CEUS Llanquihue. U. de Santiago de Chile.