Mientras Puerto Montt no decida invertir fuertemente en turismo, para materializar sus principales proyectos vinculados a este rubro, no conseguirá el soñado afianzamiento en esta industria, no obstante reconocerla como uno de sus grandes pilares socioeconómicos del presente y futuro.
Pasan y pasan los años, y ese relevante descubrimiento que revolucionó la arqueología global, que es Monte Verde de Puerto Montt,- al confirmar a ese lugar de la capital regional como la cuna de la más antigua civilización americana-, se mantiene estancado sin desarrollarse y punto menos que en el anonimato. Sólo alentado por las inveteradas buenas intenciones de construcción de un gran museo, donde preservar los cientos de reliquias halladas por el experto, ahora chileno-estadounidense, Tom Dillehay en 1974 y más tarde en 2015. También, está la promesa de recreación en la misma área del hallazgo de aquellos primeros asentamientos humanos de América.
Tampoco ha tenido un impulso importante la que debería ser la ruta prehistórica de los conchales insulares-costeros de nuestro puerto, conectada a los patrimonios terrestres de Puerto Montt, como lo son sus antiguos barrios, templos, reliquias, entre otras, como el órgano musical de los jesuitas y el más que centenario tronco de alerce denominado "La Silla del Presidente". Falta también despliegue náutico-turístico en la cuenca del Reloncaví y canal de Tenglo adentro conectado a las islas aledañas. En fin, son muchas las carencias locales que resolver en este ámbito.
Al no contar con la vigencia de estos interesantes, pero postergados, recursos, Puerto Montt ha desperdiciado los más resonantes eventos -como ocurrirá con el APEC en Puerto Varas-, que son ideales en cuanto a promoción mundial, a través de sus participantes extranjeros, que se hacen un tiempo para conocer la región. ¿Qué podemos mostrarles ahora mismo?... Si todo está en planes y proyectos. Algo que ya es proverbial costumbre por estos lares. Pero que daña, inhibe, adormece. Subdesarrolla.