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Dos delitos ha puesto en antecedente público el nuevo jefe eclesiástico de Puerto Montt, presbítero Ricardo Morales, siendo sus primeros resultados luego que fuera nombrado por el Papa Francisco para investigar presuntos delitos de connotación sexual que pudieran haber cometido sacerdotes.
Hay que recordar que el antecesor del padre Morales, Cristián Caro negó siempre haber recibido denuncias de hechos reñidos con la moral, al ser consultado por la salida de ciertos sacerdotes.
Sin embargo, de acuerdo a los antecedentes proporcionados por el administrador apostólico de la Arquidiócesis, se señala a dos sacerdotes y un diácono en proceso investigativo.
Se trata de Armando Zamora, quien fue incardinado diácono transitorio en la Arquidiócesis de Puerto Montt. Fue acusado de presuntos abusos sexuales, los que habrían sido cometidos en 1987 cuando era rector del seminario menor de San Fidel, en San José de la Mariquina.
En tanto, los denunciados en el Ministerio Público, hasta la fecha, son los sacerdotes Francisco Núñez y Víctor Guerrero. Mientras que la acusación en contra del padre Marcelo González se encuentra en estudio en la Arquidiócesis.
En el caso de Núñez, la denuncia se relaciona con un presunto abuso sexual cometido en contra de menores de edad.
El sacerdote fue notificado por el Padre Morales el 16 de julio de este año, sobre la restricción en el ejercicio público de su ministerio sacerdotal y otras medidas cautelares. La investigación se inició en septiembre del año 2016.
Luego de ser notificado de su salida, Núñez solicitó dejar el ministerio ante el Papa a través de una carta. Núñez formuló descargos respecto del proceso presentado en su contra. Tanto su salida, como los descargos, se encuentran en la Santa Sede para su resolución.
Junto con ello, el Arzobispado entregó los antecedentes a la Fiscalía, para ayudar en la investigación que inició el Ministerio Público en contra de sacerdotes; el mismo que fue acuchillado en plena misa en junio del año 2010, cuando ejercía como presbítero de la Parroquia San Miguel de Calbuco.
El segundo que fue parte del clero arquidiocesano, es Víctor Guerrero, quien también fue párroco del mismo templo calbucano. En el año 2004, fue declarado culpable de abuso sexual a una menor de edad, "y se le suspendió temporalmente el ejercicio sacerdotal, siendo restablecido en el 2006, hasta que en el 2012 el cura dejó el sacerdocio". La víctima hizo la denuncia ante la Fiscalía.
Otro sacerdote investigado es Marcelo González, de la Parroquia San Pedro de Angelmó, sobre quien hay una investigación previa por presunto abuso sexual. Esta determinó que los hechos "son inverosímiles" y se inició el proceso administrativo penal donde se recogen pruebas y se le da la posibilidad de defenderse. "Es como un juicio sumario en la etapa que está hoy este caso" aseguró el Administrador Apostólico.