Cada vez que se abordan los principales problemas que enfrenta la capital regional, todos coinciden en al menos uno: la conectividad. No hay dos opiniones respecto de lo necesario que es enfrentar más temprano que tarde el tema de la congestión vehicular que hoy sufrimos a cualquier hora del día y en cualquier punto de la ciudad. Por lo mismo, urge que las autoridades se tomen en serio este tema y busquemos con celeridad soluciones concretas a un problema real.
Ayer, en las páginas de este Diario conocimos la puesta en marcha de un proyecto que le brindará conectividad a los vecinos de Alerce con Puerto Montt y que desde luego ayudará a descongestionar la ya colapsada ruta V 505. Pero la pregunta es, cómo descongestionaremos el flujo que luego se va a producir en Avenida Austral. Una pregunta similar se hacían muchos con la idea de reponer el servicio de tren entre Alerce y Puerto Montt, en relación a cómo los pasajeros se iban a desplazar al centro cívico de la ciudad, si hoy claramente no contamos con un sistema de transporte público moderno y a la altura de las circunstancias, situación que explica en gran medida la congestión vehicular; ya que todos optan por este medio de transporte, ante la deficiente oferta pública.
Ahora, otro tema que figura como pendiente en la agenda, es el anuncio del intendente de socializar el proyecto Ruta Metropolitana, cuestión que todavía no se ha producido. Es más, da la impresión, que tras la visita del Presidente Piñera y la presión ejercida en su contra por parte del alcalde Paredes, la iniciativa se "congeló"; porque a juzgar por los hechos, ni el seremi de Obras Públicas ni el intendente han hecho mucho por explicarle a la ciudadanía en qué consiste este proyecto, que en virtud al secretismo con que se ha actuado (y no sólo por parte de este Gobierno, sino que principalmente por el anterior), se ha ganado más detractores que adherentes, cuando la sensación ambiente al menos debiera ser de expectativa, ante una inversión de este tipo. Y la discusión debiera estar centrada en la efectiva participación ciudadana, para que ésta sea de verdad funcional a las necesidades de la población.
En los tiempos que corren, donde la voz de la ciudadanía es sumamente relevante y ya está visto, que se manifiesta de las más diversas formas, resulta oportuno y necesario que comencemos a planificar nuestras ciudades con el compromiso, el trabajo conjunto y la visión de largo plazo de múltiples actores, para minimizar los problemas actuales y los que vendrán, ya que la planificación urbana ya no se puede seguir diseñando en la capital, sin escuchar la voz de los usuarios de las obras del futuro.