Burlas telefónicas peligrosas que frenar
Los teléfonos de servicios policiales y de emergencia se encuentran invadidos por llamadas burlescas y de falsos contenidos.
Si hay algo preocupante, por el riesgo que encierra para la seguridad e integridad de las personas, así como por el desquicio mental y formativo de sus autores, eso es lo referido a las pitanzas o burlas telefónicas a servicios primordiales como los de Bomberos, Policiales, Urgencia hospitalaria y otros de emergencia. Los cuales, por esas repudiables circunstancias, suelen perder tiempo vital en el cumplimiento de sus misiones socorristas y donde, a menudo, está en peligro la vida humana.
Acaba de hacer noticia, por este mismo motivo, el Servicio de Atención Médica de Urgencia (Samu). Donde se informó que de mil llamadas al día que recibe, unas 250 son bromas por teléfono. En el último año, de los 351 mil 252 llamados recibidos, un 40% fueron del tenor de burlas.
Algo semejante ha venido aconteciendo con Bomberos, a través de llamadas falsas señalando incendios inexistentes u otros siniestros. Ocasiones en que se ha desperdiciado el tan precioso tiempo para atender a los verdaderos clamores de auxilio.
Se trata de una alarmante realidad en nuestra zona, que amerita, sin duda, de una consideración especial y de la adopción de medidas correctivas definitivas, porque con estas instituciones -tan vitales para la población- no se juega.
Cabe recordar que en marzo de 2016, el Senado aprobó el proyecto que establece herramientas para ubicar y castigar a quienes utilicen indebidamente las llamadas telefónicas para hacer bromas a Bomberos, Carabineros, Gobernación Marítima u otros servicios de emergencia. La iniciativa establece que las empresas de telefonía entreguen en tiempo real a las autoridades los datos para individualizar y localizar a quienes realicen pitanzas. Y así aplicar multas que van de $45.180 a $225.000. Y si se configura el delito de falsa alarma de emergencia, el culpable puede ser sancionado con presidio menor en su grado mínimo: 61 a 540 días.
La comunidad debe tomar conciencia de la gravedad de estos desmadres, a los cuales la ley castiga con la severidad que corresponde.