Pro. Dr. Tulio Soto. Vicario general del Arzobispado de Puerto Montt.
Hoy día celebramos la Solemnidad de San Juan Bautista. San Lucas nos narra que Isabel dio a luz un hijo. Querían llamarlo Zacarías, como su Padre, pero la madre dijo que debía llamarse Juan. Preguntaron por señas al padre, quien por medio de una pizarra escribió que su nombre es Juan. En ese momento Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento causó gran impresión entre la gente y se preguntaban que podía llegar a ser este niño. Juan iba creciendo y se fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta el momento en que manifestó a Israel (cfr Lc 1, 57-66.80). Juan es el último profeta del Antiguo Testamento y es el primero que señala al Mesías. La misión de Juan era ser el precursor del Mesías, preparar el camino para la llegada de Jesús al mundo. Por eso invitaba a un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Su mensaje central estaba en la llamada a la conversión, el cambio de vida, de modo que el Mesías pudiera hacer su obra de salvación en cada persona. Este llamado a la conversión, es algo plenamente vigente en nuestro tiempo y en todos los tiempos. Los seres humanos somos débiles y pecadores, pero el Señor nos invita a no dejarnos llevar por las tentaciones del tener, el poder y el placer, los ídolos de nuestro tiempo. La conversión debe desarrollarse a nivel personal, eclesial y en el conjunto de la sociedad, si queremos realmente vivir conforme a la voluntad de Dios y buscando en el fondo nuestro propio bien y el bien de los demás, especialmente de los más pobres y los que sufren de las sociedad.
¿Qué más nos pide el Señor por medio de Juan el Bautista? Si miramos la vida de él nos damos cuenta que lo que realmente le importaba era ponerse en segundo plano, para que dejar que el Señor brille, para que Jesús realice su obra de salvación. También nosotros, como cristianos que somos, lo más importante será dejar que Jesús sea el centro de nuestra vida. Esto significa que debemos procurar que Jesús sea conocido y amado cada días más, de modo que pueda ser acogido en nuestros corazones, especialmente en el alma de tantas personas que hoy día viven lejos del Señor o, simplemente, sin Dios. En efecto, el relativismo moderno, el materialismo y el hedonismo, son corrientes que nos apartan de la vida que Dios quiere.
Académico de la Facultad de Educación, U.Central.
El silencioso
ciberbullying
Algunas semanas atrás nos enteramos de la lamentable noticia de la estudiante perteneciente al colegio Nido de Águilas, quien fue encontrada muerta en un café de la comuna de Providencia. Hasta ese entonces, se sospechaba de un posible ciberacoso de parte de alumnos/as del mismo establecimiento, donde Katherine, había recibido mensajes de insulto a través de la conocida red social de Facebook. El ciberbullying no discrimina: tipo de colegio, condición social y edad de los estudiantes, puesto que, cualquier persona puede estar sujeto a un maltrato psicológico a través de las redes sociales. Es probable que cuando alguno de nuestros hijos/as es agraviado físicamente en la escuela, nos enteremos rápidamente, sin embargo, cuando el insulto se efectúa desde las tecnologías de la información y la comunicación resulta ser "silenciosa" y difícil de descubrir.
Muchos son los estudiantes, en todo el mundo, que caen en una suerte de desvalorización sobre sí mismo, un estado de ánimo retraído o incluso violento, pero por sobre todo, el deseo de no establecer relaciones de amistad o compañerismo entre sus propios pares. Así como también, puede ocurrir un desinterés repentino por seguir asistiendo al colegio. Es por ello, que el rol que ocupa tanto la escuela como los padres y apoderados en la detección, es fundamental en estos casos. En cuanto a la institución escolar, se pueden sugerir acciones de prevención como: un protocolo contra el bullying conocido y construido por todos los integrantes de la comunidad, fijar un buzón en el cual los estudiantes puedan depositar sus denuncias frente a posibles estados de violencia física o psicológica, tratar el tema del bullying de manera transversal en todas las asignaturas del currículo, así como en las reuniones de apoderados. En cuanto a los padres de familia, es crucial sostener una comunicación efectiva con los hijos/as, donde, así como en otros tiempos nos preguntaban: ¿quién es ese nuevo amigo/a que tienes?, ¿dónde lo conociste?; hoy debemos hacer lo mismo, a partir del conocimiento público de los amigos/as de los niños y jóvenes a través de redes sociales como Facebook. La invitación, es a estar mucho más atentos de nuestros estudiantes, y para ello es fundamental un dialogo permanente entre profesores y apoderados, y sobre todo entre padres e hijos.
Carlos Guajardo