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"Venían a buscarme": filme sobre la búsqueda de identidad llega a cines

CINE. Este jueves se estrena el documental de Álvaro de la Barra, en el que reconstruye la historia de sus padres asesinados.
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Amelia Carvallo

Una indagación en clave biográfica sobre la memoria y la identidad a través de la reconstrucción de la historia de sus propios padres, hizo el realizador chileno Álvaro de la Barra en "Venían a buscarme", documental que se estrenará este jueves en las salas asociadas al programa Miradoc, que busca promocionar el cine chileno.

Una búsqueda que realiza el realizador como hijo de una pareja de militantes revolucionarios, que fue emboscada y asesinada durante el régimen militar a la salida del jardín infantil al que él asistía en diciembre de 1974, cuando tenía un poco más de un año de edad.

Hijo de Alejandro de la Barra y Ana María Puga, el director salió del país clandestinamente bajo un nombre ficticio que tuvo hasta 1990 cuando activó sus lazos con Chile y volvió para recuperar sus verdaderos apellidos.

"Crecí en el exilio, clandestino y con la imagen heroica de mis padres como pareja y como luchadores sociales. A través del documental busco recuperar mi identidad, intentando así, conocerlos a ellos", cuenta de la Barra, quien además es nieto del destacado intelectual Pedro de la Barra, creador de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile.

En 1990 emprende la recuperación de sus verdaderos apellidos. "Justo por esa época se abrió la Comisión Rettig y, por la declaración de alguien, se enteraron que yo existía y me llegó una carta diciéndome que estaban buscándome y me invitaban a prestar declaración. Lo primero que se hizo fue reconocerme como hijo de mis padres, no era fácil para esa época sin exámenes de ADN y 15 años después se hacen varios exámenes como elementos judiciales y ahí pudimos hacer un ADN como por descarte a través de mis tíos paternos y maternos y fue aceptado en el tribunal donde logré una sentencia que me reconocía como hijo de mis padres".

Tios cineastas

Aunque estudió historia en Caracas, desde adolescente trabajó en cine junto al hermano mayor de su padre, Pablo de la Barra, quien es cineasta. Creció junto a él en Venezuela y recuerda haberlo visto muchas veces afinando una película suya, cuyo último día de rodaje fue el 10 de septiembre de 1973.

Se trata de "Queridos compañeros", protagonizada por Marcelo Romo y Hugo Medina, filme que se terminó en el exilio en 1977 y que cuenta la historia de amor entre dos jóvenes militantes de izquierda que Álvaro siempre relacionó con sus padres.

Dentro del documental hay un metraje de su tío Leonardo, un veinteañero para el 11 de septiembre de 1973, que llegó a las inmediaciones de La Moneda y filmó un registro sobrecogedor de casi dos minutos, imágenes en blanco y negro que no tienen audio y son clave para entender a Chile.

-¿Cómo fue el encuentro con Chile?

-Ese primer encuentro, y los sucesivos que fueron de estadías muy cortas, alcanzaba a hacer pocas cosas. También descubrí que en Venezuela teníamos un tabú porque en Chile muchos se me acercaban a contarme historias sobre mi padre y en Venezuela hablábamos con murmullos el tema, no a viva voz en la calle. Para mi tío era muy difícil renovarme la documentación porque él sabía que no era real.

-¿Como cineasta de qué forma te aproximas al tema de la memoria?

-Creo que el tema de la memoria siempre es necesario, particularmente en Chile que está en una etapa inicial de su recuperación, no se ha querido conversar tanto como se requiere. Vengo de estrenar el documental en Argentina y la recepción que tuvo allá va dos pasos más adelante".