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Encuentro de mercados

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Una de las actividades patrimoniales de la ciudad, es la de los mercados, que se unieron en "Re-comiendo los mercados". Rosa González, presidenta del Mercado Angelmó, dijo que llegaron con sus platos tradicionales, como ceviche y sierra. "Esto es algo bonito, que nos identifica. Todos los mercados son un patrimonio", aseguró. Luis Mancilla, presidente del Mercado Costanera Melipulli, dijo que "es un honor estar acá, con un cancato mixto y pebre de cochayuyo. Esperamos que la gente nos conozca más". Mientras que Angélica Jordán, presidenta del Mercado Ibáñez, afirmó que se hicieron presentes con un chupe y cazuela chilota. "Los mercados son los más visitados en otros lugares. Acá son dejados de lado estos sistemas de abastecimiento. Sería lindo hacer una ruta de los mercados, para que la gente conozca nuestras riquezas".

Día del Patrimonio siguió con visitas a la Corte de Apelaciones y Campanario

HISTORIA LOCAL. Durante segunda jornada de esta fiesta, hubo una representación de los derechos del niño en ese tribunal; visitar la añosa torre, permitió volver a los orígenes de Puerto Montt.
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Erwin Schnaidt Ávila

Una decena de actividades fueron programadas en Puerto Montt, para la segunda jornada de la conmemoración del Día del Patrimonio.

Los porteños pudieron acceder a tours por el Barrio Puerto o a Monte Verde, asistir a exposiciones, disfrutar de una tarde de rock o visitar sitios emblemáticos, como el Club de la República (Masonería), el cuartel de la Sexta Compañía de Bomberos, el Campanario del antiguo Colegio San Javier o la Corte de Apelaciones, en el centro de la ciudad.

En esta última hubo exposiciones de libros y objetos antiguos, exhibiciones de videos, presentación de ejemplares caninos de la Brigada Antinarcóticos de la PDI, así como visitas guiadas, aunque lo que se llevó la atención de chicos y grandes, fue la función de títeres sobre los derechos de los niños.

Rolando Díaz, relator interino de ese tribunal, expuso que el guión fue preparado por la periodista Macarena Moreno. "Cuenta la historia de un niño que trabaja, que interactúa con personajes que le van contando sus derechos, como ir al colegio y no estar trabajando. Y en el colegio, porque llega ahí, tiene derecho a aprender, a jugar con sus compañeros y a que no hagan lo que él no quiere con su cuerpo. Tiene episodios en su casa, con su familia. Afortunadamente, tiene un final feliz", detalló.

En su preparación participaron funcionarios de la Corte de Apelaciones. En las voces estuvieron 8 de ellos y otros 4 en la puesta en escena de las marionetas. "La idea es abrir las puertas (del tribunal) a la comunidad, que nos conozcan y sepan en qué trabajamos, así como la historia del Poder Judicial", especificó.

Antiguo campanario

Otro lugar para conocer su rica historia, fue la torre Campanario ubicada, tras las instalaciones del ex Colegio San Javier.

Quien actuó como guía, Francisco Guíñez, del Grupo Scout de ese establecimiento, recordaba la importancia patrimonial de esa torre de 21 metros (hasta la cruz), construida en 1894, en estilo gótico, como aporte de los sacerdotes jesuitas a la naciente Puerto Montt.

"Este era el medio de comunicación en los comienzos de la ciudad. Cada vez que había incendios, fallecimientos, bodas u otro acontecimiento, se hacía una combinación con las cuatro campanas traídas de Austria, para que la gente estuviera enterada de lo que sucedía", relató el estudiante.

En 1905 el Colegio San Ignacio de Santiago donó el reloj -que todavía existe- que se utilizó para informar la hora oficial.

Iván Brauning, encargado de la mantención del Cerro Campanario, especificó que "el domingo se ajustaban los relojes de la casa y los de bolsillo". Un padre calculaba la hora con un instrumento llamado sextante, en base a la posición del sol. "Si sabía la latitud y longitud y tenía la puesta del sol, podía calcular la hora", explicó.

Añadió que en el lugar también estuvo funcionando la primera estación meteorológica de la ciudad, a partir de 1906.

"Esta era una obra de los jesuitas para la ciudad, tanto la iglesia, el colegio, campanario, la estación meteorológica y el cerro, donde se daba clases de horticultura. Porque en ese entonces o te dedicabas al Comercio o al campo. Todo esto no es propiedad del colegio, sino que forma parte del patrimonio de la ciudad", opinó.