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Abuso de estacionamientos
Hace unos días, me estacioné cerca de la entrada subterránea de un importante supermercado de la ciudad, en un horario de alto movimiento y pude observar durante un buen rato, cómo la mayoría de los automovilistas quieren llegar con su auto hasta la puerta misma del acceso peatonal del recinto. Muchos de ellos se estacionan frente a los estacionamientos exclusivos para discapacitados, poniendo sus luces intermitentes mientras esperan a su copiloto a que regrese de las compras.
Algunos incluso se bajan dejando el auto bloqueando el acceso a los demás estacionamientos.
Todos ellos, por supuesto, sin ningún problema para desplazarse o caminar. En los pasillos del estacionamiento, hay lugar suficiente para estacionar sus autos, quedando a una distancia de la puerta, en el peor de los casos, no mucho mayor a la que hay entre la primera y la última caja del supermercado.
¿Qué los lleva a evitar por todos los medios, caminar unos pocos metros, abusando de los demás?
Cuando llega algún vehículo que necesita ocupar un estacionamiento, casi siempre debe pasar un mal rato, por tener que esperar que el que lo bloquea vuelva de sus compras, o en el mejor de los casos, tener que decirle al que lo bloquea que le deje el paso, casi siempre recibiendo una mala cara, o mal gesto, incluso en ocasiones alguna grosería o agresión verbal por parte del bloqueador.
No puedo dejar de mencionar a otros, que sin vergüenza alguna, se estacionan derechamente donde está reservado por ley para discapacitados, usando a veces una credencial prestada o falsa y otras veces sencillamente nada. Si se les confronta, a veces dicen patudamente: "si sólo es un ratito" o "voy y salgo altiro, no me demoro nada" u otras excusas infantiles. Otros son agresivos e incluso ha habido testimonios de amenazas con arma blanca.
Esto se repite a diario en los estacionamientos de discapacitados de todas partes. Existe hasta una página en Facebook llamada "Se Estacionan Como el Mazo", donde tienen hasta un regalón e incluso algunas autoridades, sólo se limitan a "compartir", pudiendo realizar alguna gestión de persecución y seguimiento.
La fiscalización es escasa y he sido testigo de algunas oportunidades que quienes deben fiscalizar, pasan frente a estos abusadores sin siquiera mirarlos. ¿Hay forma de cambiar esto? ¿Debemos acostumbrarnos a que estos siniestros personajes abusen reiteradamente sin sanción? ¿Ya forma parte de nuestra cultura? O ¿acaso necesitamos que la mayoría de los estacionamientos sean destinados a discapacitados? Capaz que esa sea la solución para esos verdaderos discapacitados mentales.
ROBERTO HURTADO G.
Ruta y engaño
La avenida Presidente Ibáñez es patrimonio de la ciudad y de sus habitantes y así debería ser considerada siempre por las autoridades. Además es emblemática, por cuanto marca la línea histórica del poblamiento y desarrollo del sector alto de Puerto Montt, después del terremoto del 22 de mayo de 1960. La ruta Alerce tiene las mismas características, es histórica también, por cuanto los colonos alemanes se fregaron el lomo para abrirla y tener acceso al lago Llanquihue y que, por justicia y reconocimiento, debería llamarse "Avenida Colonos Alemanes". Ahora que el Estado ha hecho grandes inversiones con recursos públicos, resulta que una empresa privada, silenciosa y desconocida por la mayoría de la gente, pretende apropiarse de ambos emplazamientos geográficos para construir una autopista y hacer usufructo de ella por largos años, engañándonos de una gran inversión, cuando vemos que ya hay grandes tramos ejecutados.
Esta mal llamada y sospechosa Ruta Metropolitana, no es otra cosa que el trazado de una bisectriz perfecta que divide a la ciudad en dos partes iguales y que, para transitar por ella, tendremos que pagar Tag por tramos; es decir, 3 o más veces Tag desde Alerce al Aeropuerto. Ningún tramo es a costo cero. Que se diga la verdad desde un principio, siempre en todos estos proyectos los privados nos sorprenden con una cartita bajo la manga. ¿Tendremos que pagar también para cruzar de norte a sur y viceversa?
Actualmente, si queremos salir de la ciudad y visitar el lago Llanquihue, los Volcanes, Petrohué, etc., lo hacemos libremente y sin pagar, usando la ruta Alerce. Si este mal nos cae encima, quedaremos encerrados, nuestra libertad de movimiento se verá coartada, por cuanto por cualquier lado que deseemos salir tendremos que pagarle a estos señores que pretenden apropiarse de lo ajeno.
Creo que ha habido mala intención en la irritante demora para la construcción de las doble vías entre Alerce-Puerto Montt y el Aeropuerto, para salirnos ahora con este chancho al hombro.
Que el Señor Galilea diga la verdad, que no use como escudo protector otras obras ejecutadas o en desarrollo. Todo indica que él forma parte de este proyecto que tanto ansía y defiende, y que pretende meter las manos en los bolsillos de los trabajadores y de la clase media que serán los más perjudicados.
ALFREDO RADDATZ SOTO.